Los tumores se dejan ver

(PD).- El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha colaborado en un hallazgo que podría ayudar en el futuro a detectar tumores de menos de un milímetro de diámetro. El hallazgo ha consistido en lograr controlar un tipo de radiación capaz de detectar tumores de tan reducidas dimensiones. Estas ondas electromagnéticas, además, no provocarían, según los autores, ningún daño en los pacientes, ya que son hasta 1.000 millones de veces más débiles que los rayos X.

El trabajo, en el que ha participado el investigador del Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón (centro mixto del CSIC y la Universidad de Zaragoza) Luis Martín-Moreno, ha sido publicado en Physical Review Letters y reseñado en Nature Materials y Nature Photonics. El estudio, que ha sido realizado por investigadores españoles y de la Universidad de Bath (Reino Unido), ha conseguido confinar las ondas electromagnéticas en rango de terahercios, una radiación capaz de diferenciarlas células cancerígenas de las que no lo son. Martín-Moreno explica la importancia del hallazgo:

«Nuestro estudio ha logrado concentrar estas ondas en la punta de un cable en forma de cono modificando su superficie. Esta punta tiene apenas un milímetro y podríadesplazarse lateralmente, lo que facilitaría su uso en pruebas diagnósticas».

Gracias a esta capacidad de desplazamiento, el puntero podría realizar un barrido completo de la zona en que se localizara el presunto tumor,

«Distinguiendo con una precisión milimétrica hasta dónde se ha extendido la materia cancerígena».

El rango de terahercios se sitúa en el espectro electromagnético entre las microondas y los rayos infrarrojos. Martín-Moreno detalla las particularidades de esta radiación:

«Cada molécula absorbe radiación de determinadas longitudes de onda. Las ondas en rango de terahercios son absorbidas porcélulas cancerígenas de distinta manera que por células sanas».

La investigación ha logrado por primera vez controlar las ondas en rango de terahercios, como ya ocurre con los rayos X o los infrarrojos. El equipo de investigadores ha conseguido confinar la radiación introduciéndola en un cable metálico surcado por muescas del tamaño de cinco micras. Martín-Moreno apunta:

«La onda en rango de terahercios ocupa un volumen mucho mayor que el cable, por lo que si éste se estrechase para detectar objetos a un mayor nivel de precisión, la radiación se desparramaría. Con la presencia de estas muescas, la onda queda confinada cerca del cable».

Al pasar por la muescas, las ondas penetran ligeramente en ellas, lo que hace que, en vez de dispersarse, sigan la dirección del cable. Los investigadores han podido controlar asimismo la onda en función del tamaño y el espacio existente entre las muescas. En la investigación también han participado dos científicos de la Universidad de Bath (Reino Unido) y el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid Francisco García-Vidal.

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