¡Ojo con su vista!

(Saludpress).- Al menor síntoma de pérdida de visión, es aconsejable acudir al oftalmólogo para que revise los ojos. Podría tener usted un tumor intraocular, incurable si no se coge a tiempo.

Las consecuencias de un diagnóstico tardío del tumor intraocular podrían ser desde la pérdida de la agudeza y del campo visual en su totalidad hasta la pérdida anatómica del globo ocular. La única medida preventiva frente a los tumores intraoculares es acudir al oftalmólogo para someterse de forma periódica a revisiones médicas. Según el doctor José Luis Encinas, jefe de la Unidad de Oftalmología de la Clínica La Luz:

“En ocasiones una metástasis intraocular puede ser el primer hallazgo de un carcinoma de de cualquier localización”

Este experto indica que:

«Las consecuencias de un diagnóstico tardío del tumor intraocular podrían ser desde la pérdida de la agudeza y del campo visual en su totalidad hasta la pérdida anatómica del globo ocular, si el tumor sigue una evolución progresiva hasta alcanzar tamaños muy elevados, siendo necesaria la extirpación del ojo».

Ante los casos de tumores intraoculares, en los últimos años, el objetivo de los oftalmólogos ha sido encontrar un tratamiento dirigido a eliminar el tumor al paciente y, al mismo tiempo, permitir la conservación de la función del ojo.

La técnica de braquiterapia consigue inactivar el tumor sin necesidad de que el paciente pierda el globo ocular. Esta intervención consiste en aplicar una placa suturada en el ojo que lleva un isótopo radiactivo, como el yodo-125 o el rutenio. Esta placa que porta el isótopo permanece en el ojo durante un tiempo que varía entre 2-6 días, al cabo de los cuales es retirada. El doctor Encinas añade que

«Gracias a esta técnica se ha conseguido aumentar la calidad de vida de los pacientes, debido a que no sólo es posible conservar el globo ocular de la persona afectada, sino también por el hecho de lograr en la mayoría de los casos un grado aceptable de visión”.

Síntomas

En el campo de la oftalmología, los tumores benignos más frecuentes son los denominados nevus, y en el caso de ser malignos son los melanomas y las metástasis.

“En relación a las metástasis conviene recordar que muchas no se diagnostican porque no llegan a producir síntomas durante toda la vida cancerosa del paciente”.

En este sentido, este especialista añade que:

«No es posible hablar de factores de riesgo. En algunos casos de tumores en la infancia, como la retinoblastoma, sí existe un perfil genético claro y se situá en el terreno de lo hereditario, existiendo también formas esporádicas que puede tener una capacidad de transmitirse a los descendientes. Hay otros tumores como el melanoma, con el que se ha especulado mucho sobre si podría tener una causa en el sol o en factores externos. Podemos decir que en la mayoría de los tumores intraoculares no existe un perfil especifico de paciente”.

Generalmente, los síntomas delatores de los tumores intraoculares comienzan con alguna alteración visual, como es la percepción de “moscas volantes” o la pérdida de una parte del campo visual.

«En otras ocasiones cuando se sitúan en el área central de la retina, en el área macular, se puede comenzar a percibir con una grave pérdida de agudeza visual. Pero, hay que tener presente, que existen tumores silentes que no tienen apenas manifestaciones clínicas y que únicamente pueden detectarse en un examen rutinario o cuando tienen un tamaño muy elevado».

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