Ahora que París es destino de fin de semana y que Praga es ideal para pasar un puente, las vacaciones de verano ya no son lo que eran. La máxima del turista estival es «cuanto más lejos, mejor» (siempre que el bolsillo lo permita, claro). La del viajero sensato: «Cuanto más exótico, más prevención».
Según el doctor Joaquim Gascón, jefe del servicio de Medicina Tropical del Hospital Clínic de Barcelona, las enfermedades atípicas que pueden contraerse viajando se dividen en cinco grupos: 1) las causadas por picaduras de insectos, 2) por la ingesta de alimentos y bebidas contaminados, 3) por relaciones sexuales, 4) por el contacto con animales, y 5) por otras causas, según publica Júlia Bestard en Diario ADN.
Dentro del primer grupo están la malaria, el dengue y la encefalitis japonesa, transmitidas por mosquitos. Para prevenir la primera se necesitan unas pastillas antes, durante y después del viaje. Para la encefalitis hay que vacunarse al menos seis semanas antes de partir. En todo caso, haya o no tratamiento, lo primero es un repelente antimosquitos.
Cuidado con lo crudo
Los alimentos y bebidas son la causa más frecuente de enfermedad. La más común es la diarrea del viajero, aunque el cólera y la fiebre tifoidea también se contraen de esta forma. Los consejos: beber agua embotellada o tratada, evitar los productos crudos y tener especial cuidado con las salsas y preparados con huevo.
En cuanto a las relaciones sexuales, Gascón es claro: «Utilizar siempre preservativo», y alejarse de los animales para evitar la rabia. Finalmente, Gascón se refiere a la esquistosomiasis, producida por un parásito de ríos y lagos de agua dulce que penetra por la piel. Prevenirlo es sencillo: no nadar en aguas que no sean seguras.
Obviamente, el riesgo varía dependiendo del tipo de viaje. No es lo mismo una ruta de 15 días por la selva que una estancia en la capital. El médico de cabecera ofrecerá consejos generales, y si hay que vacunarse, acudir a un centro de vacunación internacional «como mínimo un mes antes, y si son dos mejor», advierte Gascón.
Y muy importante: acaba el viaje, no el riesgo. «Si alguien tiene fiebre tras el regreso, que consulte ya a un experto, porque le va la vida». Más información: www.msc.es/lasaludtambienviaja
