Depresión infantil: claves para ayudar a tu hijo

(PD).- ¿Tu pequeño llora con frecuencia, se aísla y no quiere ir a clase? ¿No sabes qué le sucede, quieres ayudarle y no sabes cómo? Siempre habías pensado que la infancia era una “etapa feliz”, que tu hijo no podía sufrir ni pasarlo mal. Pero la depresión no es sólo una enfermedad de mayores, algunos niños también la sufren…

Aunque tu hijo no te lo diga, puede estar pasándolo mal. Los niños no tienen la capacidad de los adultos para expresar sus sentimientos, pero eso no significa que no sufran como los mayores.

Son incapaces de identificar qué les sucede. No lo saben expresar con palabras y esto hace que, a veces, los padres y los profesores puedan no ser conscientes de que el menor está atravesando por un mal momento.

Además, es muy difícil para los padres pensar que su hijo pueda estar experimentando los síntomas de una depresión infantil, pues la enfermedad ha sido asociada durante decenas de años sólo a las personas mayores.

Sin embargo, no se trata de un hecho extraño. Según los expertos, aproximadamente un 5 por ciento de los niños sufre este tipo de problema.

Por ello, deberemos prestar atención a su comportamiento y observar si el menor se encuentra decaído, si su estado de ánimo no es el habitual. Los lloros, el aislamiento o la pérdida de interés son síntoma de que algo no marcha bien.

“No es raro que un niño deprimido llore con frecuencia, se aísle, tenga dolores de cabeza, falte a clase o baje su rendimiento, presente sueño alterado o muestre una conducta rebelde”, comenta el Doctor en Psicología y profesor de la Universidad Complutense de Madrid Valentín Martínez-Otero, que está actualmente llevando a cabo un estudio sobre el tema.

Pero el menor puede manifestarlo de otras muchas formas. También es habitual que el pequeño pierda el apetito, escriba finales tristes para sus cuentos o no quiera volver a jugar a sus juegos preferidos.

CAUSAS

Según Valentín Martínez-Otero, las causas de la depresión infantil son muy diversas. La predisposición genética, la privación afectiva, los problemas familiares, los ambientes inadecuados o los entornos agresivos son los más habituales.

Pero los especialistas también han detectado bastantes casos de depresión infantil entre aquellos menores que han perdido a alguno de sus padres o se han visto afectados por un divorcio.

Si crees que alguna de estas situaciones puede estar afectando a tu hijo, intenta dedicarle toda la atención del mundo. Verás como con el tiempo irá recuperando la confianza y seguridad en sí mismo.

Juega con él, léele algún cuento y hazle preguntas sobre sus compañeros de colegio para ver cómo reacciona. Quizás su problema no tenga nada que ver con un asunto familiar.

Puede que sus amigos le hayan dado de lado, aunque también es habitual que los niños se depriman cuando están demasiado estresados. Pregúntate si estás sobrecargando demasiado a tu hijo con los estudios o actividades extraescolares.

Mímale un poco, prepárale la comida que más le gusta y presta atención a sus comentarios u opiniones sobre sí mismo o sobre otros niños de su edad.

Si, a pesar de todo, tus esfuerzos han sido inútiles y tu hijo sigue manteniendo esta actitud triste y depresiva, lo mejor será que pidas ayuda a un especialista. Ya verás como él sabrá tratarle y hacer que tu hijo vuelva a ser poco a poco el mismo de antes.

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