El castigador casi siempre sale perdiendo

(PD).- Darle una lección al conflictivo, sin importar el precio que uno mismo tenga que pagar, no sirve de nada. Aunque se consigue que coopere más, a la postre el que castiga sale perdiendo. Esta es, al menos, la conclusión de un estudio sobre la conducta humana y la cooperación entre personas. La mejor opción, ser un tipo majo con todo el mundo, incluso con el aprovechado, y no agudizar el conflicto.

Las interacciones humanas siguen siendo un misterio. El llamado ‘castigo costoso’ es uno de esos puzles sociales que todavía no se han conseguido resolver. Se trata de un comportamiento en el que uno paga cierto precio con tal de que otra persona pierda aún más.

Aunque a bote pronto puede ser un comportamiento execrable, el castigo también aparece a veces como un comportamiento clave en la cooperación entre personas.

Se había visto que, en los juegos de cooperación, la opción del castigo aumentaba la cantidad de colaboración. ¿Es posible que la represalia surgiese como una forma de fomentar la cooperación entre las personas? ¿Y qué sucede con la persona que castiga?

Una investigación, que acaba de publicar la revista ‘Nature‘, que ha utilizado una variante del dilema del prisionero, uno de los juegos que se utilizan para analizar en el laboratorio la conducta humana y el que mejor resume la esencia de la colaboración entre las personas.

El juego clásico lo protagonizan dos compinches en la cárcel. Ante la falta de pruebas, los delincuentes se ven ante el dilema de colaborar entre ellos y no contar nada a la policía (en este caso, ambos son condenados a una pena mínima) o traicionarse. Inculpándose mutuamente, los dos serían condenados a una pena máxima; pero si sólo uno traiciona, el traidor se libra de la cárcel.

LOS BUENOS Y GENEROSOS GANAN

En el presente estudio (realizado entre 104 estudiantes, que jugaban repetidas partidas de ordenador con monedas) se añadió una nueva posibilidad: la de reprender al poco cooperador. Así, además de la clásica reacción de colaborar con el colaborador y no hacerlo con el traidor (lo que los expertos llaman ‘ojo por ojo’), se añadía la posibilidad de castigar al que en la partida anterior no había cooperado (el castigo costoso).

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