Trastornos de ansiedad en la edad de la jubilación

Trastornos de ansiedad en la edad de la jubilación

(PD/Agencias).- El 15 por ciento de los mayores de 64 años sufren algún tipo de trastorno de ansiedad. El temor, la inseguridad o la angustia que acarrean un trastorno de ansiedad se manifiesta en los mayores de una manera más inespecífica que en un adulto joven, ya que hay menos presencia de síntomas psicológicos y más de corte somático. Este hecho puede emperorar el estado general de los mayores.

En este sentido se manifestaron los expertos que participaron en el III Congreso de la SEMEG que se celebró del 15 al 18 de abril en Oviedo.

El doctor Francisco Sanz, del Servicio de Geriatría del Hospital Universitario La Paz, señaló que «en torno al 8 por ciento de los mayores de 65 años padece una fobia específica y casi un 7 por ciento un trastorno de ansiedad generalizada. La siguiente patología más frecuente es el trastorno de estrés postraumático obsesivos, aunque, de manera general, podemos afirmar que alrededor del 15 por ciento de la población mayor de 65 años sufre alguna patología de este tipo».

«Es frecuente que el anciano hable de un malestar general que no responde a un trastorno físico concreto, o que tenga una sensación de temor difuso, lo que hace que el diagnóstico sea más complicado, y por lo tanto, al menos aparentemente, la prevalencia sea menor que en la población adulta», explicó el doctor.

Por otro lado, el doctor Sanz afirmó que «la ansiedad de inicio tardío, con debut en las últimas etapas de la vida es rara, y obliga a intentar establecer el diagnóstico de forma exhaustiva. Generalmente, los trastornos de ansiedad debutan en la edad adulta y se arrastran a edades avanzadas».

AUMENTO DEL RIESGO DE DISCAPACIDAD

El trastorno de ansiedad no sólo empeora la calidad de vida sino que existe un fuerte riesgo de que se deteriore su estado general y su situación funcional, lo que aumenta su riesgo de discapacidad. En ese sentido, el experto explicó que la angustia provoca que el paciente viva peor el resto de sus enfermedades si las tiene, que disminuya su predisposición a salir a la calle, aumente el riesgo de caídas y en conjunto se limite su autonomía y estado general.

«Es necesario tratar estos trastornos con terapia psicológica (terapia cognitivo-conductual) si hay disponibilidad de recursos o farmacológica, ya que en términos de efectividad ambos tratamientos son superponibles, aunque la pluripatología y polifarmacia dificultan el tratamiento en este segmento de población», afirmó el experto.

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