Obtener los espermatozoides del testículo y no del semen aumenta la fertilidad

Obtener los espermatozoides del testículo y no del semen aumenta la fertilidad

(PD).- Obtener los espermatozoides del testículo y no del semen aumenta las posibilidades de embarazo en aquellos casos de varones con el ADN de sus espermatozoides dañado, ya que el esperma se oxida en su camino del testículo al semen y puede dañar su material genético. Esta es la conclusión de la principal ponencia que el equipo del Instituto Marqués ha presentado en el Congreso de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) que se está celebrando en Oviedo.

El Auditorio Príncipe Felipe acoge este XXVII Congreso de la SEF que, bajo el lema «Edad y reproducción», ha traído hasta la capital del Principado a novecientos profesionales. La ponencia de este estudio ha sido pronunciada por el director científico del Instituto Marqués y catedrático de Medicina Reproductiva en la Universidad de Harvard, Juan Álvarez, que ha explicado la evolución de las investigaciones.

Obtener el semen directamente del testículo y no del eyaculado aumenta las posibilidades de embarazo en aquellos casos en los que el varón presenta fragmentación (roturas o lesiones) en el ADN de sus espermatozoides. Esta es una de las premisas de este trabajo que se realizó sobre un grupo inicial de pacientes con fragmentación en el ADN de sus espermatozoides en el que se obtuvieron dieciséis embarazos evolutivos.

Mientras que en los ciclos con espermatozoides del eyaculado la tasa de aborto fue del 75%, en aquellos con espermatozoides extraídos del testículo se redujo al 5,88%. Cuando el material genético de los espermatozoides presenta roturas y lesiones en su cadena se habla de fragmentación del ADN que, a juicio de Álvarez, es un «enemigo de la fertilidad». Según el catedrático, a mayor número de lesiones menores son las posibilidades de que se produzca un embarazo, ya que «las anomalías» en los cromosomas de los espermatozoides son la causa del 55% de los casos de esterilidad de larga evolución o fallos repetidos en los tratamientos de reproducción asistida.

Aunque puede ocurrir que el óvulo -siempre que sea de buena calidad- repare espontáneamente estas lesiones en el momento de la fecundación, o que mejoren con tratamiento de antioxidantes, normalmente se recomienda extraer directamente los espermatozoides del testículo, para proceder después a la fecundación in vitro, ha señalado. El estudio señala que las lesiones en el material genético de los espermatozoides pueden deberse a que éstos no hayan madurado correctamente o bien a que el mecanismo de selección natural -que elimina a los que se dañan- no haya funcionado bien, y en ambos casos son más frecuentes a medida que aumenta la edad del varón.

Pero también hay factores externos que provocan estas roturas como la radioterapia o quimioterapia, las varices en los testículos, un episodio de fiebre alta, la exposición de altas temperaturas o el estrés oxidativo, ha precisado Álvarez. No obstante, nuevos estudios ya aplicados a la clínica han descubierto que el material genético de los espermatozoides puede dañarse por oxidación en su camino del testículo al eyaculado y que no pueden ser detectadas en un seminograma. Según el doctor Álvarez, «el seminograma ya no es determinante para saber si un varón es fértil, ya que indica únicamente que tiene vehículos para transportar sus cromosomas».

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