La vergüenza también se opera en el quirófano

(PD).- Unas 500 personas se han sometido en España a una operación quirúrgica para solucionar su problema de rubor facial, una tendencia patológica a ruborizarse en público sin motivo aparente ni consciente que puede provocar a quienes la padecen graves problemas psicológicos y hasta fobia social.

La intervención consiste en eliminar, mediante cirugía endoscópica, los ganglios del sistema nervioso simpático, situados en las axilas y encargados de controlar la sudoración y el enrojecimiento de la cara y el cuello. Una intervención quirúrgica poco extendida en España que, según los expertos, es cuestión de tiempo que se generalice.

Efectos

El enrojecimiento facial, también conocido como blushing, es un síntoma que puede llegar a generar serios trastornos a quienes lo sufren, dado que es un fenómeno que se repite muchas veces cada día de forma inconsciente, lo que produce un temor obsesivo y agobiante a volver a sonrojarse, así como un constante estado de intranquilidad y falta de autoestima.

No todas las personas que se sonrojan de manera incontrolada son susceptibles de ser operadas, sino sólo aquellas que tienen una «gran afectación psicológica» por este síndrome, que puede llegar a afectar incluso a las relaciones sociales. «El rubor surge bruscamente, de manera inconsciente, ya que estas personas, sólo de pensar lo que les puede pasar, se ponen rojas. Eso crea un estado de incomodidad y una conducta de aislamiento que puede derivar en estados de ansiedad y hasta en fobia social», ha señalado el doctor Callejas.

Operación cubierta por la Seguridad Social

«Una vez atendí a un paciente que me dijo que si no le operaba podía acabar suicidándose, porque estaba desesperado», ha contado por su parte el doctor Moya para ilustrar el elevado grado de afectación que llega a ocasionar el blushing, sobre todo en aquellas personas que trabajan de cara al público. En estos casos, la solución más efectiva es la cirugía, una operación, ha precisado Joan Moya, que está incluida en la Seguridad Social, ya que «no se trata de una cuestión de estética, sino de un problema que afecta a la salud del paciente».

En esta intervención, la misma que se lleva a cabo para solucionar el problema de hiperdrosis o de sudoración excesiva, los cirujanos torácicos realizan una pequeña incisión en cada axila del paciente para introducir un endoscopio y seccionar el ganglio simpático torácico, que es el que genera los rubores. La operación, al ser mínimamente invasiva, casi no deja marca y precisa de un período de hospitalización no superior a las veinticuatro horas. Así y todo, «no es una intervención sencilla» y requiere, por tanto, que la lleven a cabo cirujanos torácicos expertos.

Medio centenar de estos especialistas se reunieron la pasada semana en el hospital de Bellvitge para debatir y poner en común los últimos avances y novedades sobre la cirugía del rubor facial, una intervención que aún ha beneficiado a pocas personas en España pero que, según coinciden en destacar los expertos en la materia, «es cuestión de tiempo que se extienda».

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