El parto en el agua es «un invento de los periodistas»

El parto en el agua es "un invento de los periodistas"


(PD).- El coordinador del Área Obstétrica del Hospital Acuario, Enrique Lebrero, ha asegurado que el parto en el agua es «un invento de los periodistas, porque no hay una forma de parir en el agua o fuera de ella». Lebrero ha hecho estas declaraciones a los periodistas antes de comenzar el curso ‘El parto natural: tendencia actual a su asistencia. Ventajas e inconvenientes’ que tiene lugar en El Escorial organizado por la Universidad Complutense.

Este doctor ha explicado que el uso del agua «lo que más ha demostrado es que humaniza el parto» y posibilita que la mujer «se vuelva más mamífera, suelte sus instintos y que su cuerpo funcione mucho mejor, de una forma más poderosa», y ahí es donde el agua sirve para «relajar a esa mujer y a los propios profesionales».

«Lo que ocurre es que el parto duele, pero el dolor del parto es el único dolor fisiológico que tiene el cuerpo humano, el resto de los dolores son de alguna manera patológicos, denuncian que algo va mal en el cuerpo, y en cambio, cuando el parto duele es que algo va bien», ha dicho para defender el parto natural frente al uso de la epidural. En su opinión, «muchas veces los profesionales de la medicina no llegan a captar el interés y el valor de ese dolor», y entonces es cuando «ofrecen la epidural y otras muchas cosas».

«La propia medicina ha transmitido a la mujer mucho miedo al propio dolor, porque los profesionales no transmiten a la mujer que el parto es un acto de la esfera sexual, y que cualquier acto de esta esfera tiene un cóctel de hormonas que le hace necesario de todas ellas para que funcione bien», ha justificado Lebrero. Para este médico, el uso de la epidural es un «acto quirúrgico donde la mujer y la parte superior de su cerebro pueden estar en una cosa, mientras que la parte baja del cuerpo está intentando dar a luz sin que ambas estén integradas».

En los 30 años que lleva utilizando el agua en el parto ha asegurado que al principio eran «muy raros, muy hippies y bastante marginados, incluso por la medicina» pero con el tiempo la situación se ha ido «normalizando», o al menos han hecho entender que es una opción «tan científica y tan digna como otra».

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