DROGODEPENDENCIA

PARA AYUDAR A UN FAMILIAR O AMIGO ALCOHÓLICO.(Dr.Bartolomé Beltrán).-

* Lo primero y fundamental es ayudarle a saber qué es alcohólico porque aunque pueda parecer una tontería, reconocer la adicción no es nada fácil.

* Una vez que la persona que lo sufre es consciente de su problema, el proceso está en marcha.

* Entonces, el primer paso es hacer una cura de desintoxicación para lo que es necesario que la persona permanezca ingresada en un hospital y esté sometida a un estricto control médico. Esta primera parte del tratamiento suele durar entre 15 y 30 días y se debe aprovechar también el tiempo para efectuar un reconocimiento general del paciente por si tuviera alguna alteración orgánica como por ejemplo gastritis, hepatitis, carencias vitamínicas o pancreatitis. Todos estos trastornos son habituales en los bebedores crónicos.

* Una vez superada la primera fase, que en realidad es la más sencilla, hay que seguir trabajando para que el problema no reaparezca. En este momento el tratamiento más adecuado es la psicoterapia. Si se toma en serio, la ayuda psicológica puede ser muy útil para identificar las claves reales del problema y fortalecer la personalidad del alcohólico, que generalmente suele ser débil, inseguro y necesitado de estimación ajena.

* Además, existen asociaciones de autoayuda, como por ejemplo Alcohólicos Anónimos, que pueden ser un complemento eficaz de la terapia y contribuir a solucionar parte del problema.

PARA FAMILIARES Y AMIGOS DE PERSONAS DROGODEPENDIENTES.

En primer lugar, ¿cómo se puede saber si un miembro de la familia consume drogas? No se pueden establecer normas fijas, pero sí detectar una serie de pistas.

1. Disminuye el rendimiento escolar.

Cuando hay quejas continuas de los profesores sobre la puntualidad, las ausencias de clase, la actitud, el desinterés, incumplimiento de tareas, falta de atención en clase o abandono de las actividades deportivas, es probable que exista un problema relacionado con las drogas.

2. Abandona las aficiones.

Lo que antes le apasionaba ya no le gusta o no le interesa tanto como antes. Si además de esto da largas a los amigos de siempre o a las personas con las que solía compartir sus actividades de ocio, también podemos estar ante un caso de drogadicción.

3. Cambia de amigos radicalmente

Este es otro signo de que algo va mal. Sobre todo cuando no quiere dar explicaciones sobre por qué ya no sale con los de antes, ni tampoco quiere que a sus nuevos amigos se les vea mucho por casa. La familia se suele extrañar cuando suceden estas cosas pero se tiende a pensar que “tendrá sus motivos” y no se toma como señal de alarma, cuando es una de las inequívocas.

4. Tiene cambios bruscos de carácter.

Todos le molestan, reacciona con agresividad sin motivos aparentes,

no soporta las conversaciones de casa ni las preguntas que se le hacen con toda normalidad y adopta la actitud de pasar olímpicamente de todos. Cuando ocurre esto la familia se siente culpable y piensa en los motivos por los que él o ella pueden estar enfadados. Nada más lejos de la realidad en la mayoría de los casos.

3. Tiene ansiedad, inquietud, confusión o depresión.

4. Padece trastornos del sueño.

5. No presta atención a las conversaciones, escuchan, pero no se enteran de nada.

6. Desatiende el trabajo.

En caso de trabajar, si la persona está en contacto con las drogas, es posible que se retrase continuamente y tenga conflictos con compañeros y superiores.

7. Lleva ropa estrafalaria y deja la higiene a un lado

Aunque este aspecto puede parecer relativo porque el cambio de estilo es una práctica habitual entre los adolescentes, cuando resulta excesivamente chocante puede ser síntoma de que nuestro amigo o familiar se está relacionando con grupos marginales entre los que se mueve la droga. También se puede dar el caso de que mantenga la ropa normal.

8. Enciende incienso en la habitación

Quemar incienso o usar quemadores de esencias es una manera de enmascarar el olor a porro y significa que nuestro familiar también fuma en casa. Los padres suelen atribuir esta novedad a la afición por lo oriental o a las modas.

9. Usa papel de fumar

También tiras hechas de tarjetas de visita que utiliza a modo de boquilla, y con todo ello se prepara sus porros. La familia se sorprende del extraño gusto por los cigarrillos al estilo del abuelo y no le da la importancia que puede tener.

10. Usa gafas de sol a menudo

Con esto quiere ocultar el enrojecimiento de ojos característico del fumador de porros, o el aspecto típico de las tardes-noches de juerga psicodélica. Las gafas de sol se las suelen poner incluso en días de lluvia o por la noche, lo que debería llevar a la familia a sospechar.

11. Se ausenta repentinamente de casa

Sin avisar a nadie sale de casa aparentemente sin motivo alguno, casi corriendo, porque necesita ponerse una dosis de algo y va al encuentro de su proveedor. Las disculpas buenas pronto se le agotan y los padres empiezan a ver que hay algo raro. A veces también desaparece uno o dos días sin motivo aparente sobre todo los fines de semana y cuando regresa pasa mucho tiempo durmiendo.

12. Pide más dinero de lo habitual

Seguramente la excusa será que no le llega para hacer las cosas que hacen sus amigos, pero hay que recordar que la droga es mucho más cara que ir al cine o a un concierto.

13. Desaparecen cosas de valor en casa

Pulseras, anillos, joyeros, objetos de plata, aparatos de música, discos, libros. Este sí que es un signo claro de que invierte todo su dinero en drogas.

14. Adelgaza rápidamente

Perder el apetito de repente, tener un color de piel extraño y cara de cansancio, actitud nerviosa, etc. Todos, son consecuencias de la ingesta de anfetaminas o la inhalación de cocaína. A esto se suma otra pista más: nunca va a querer acudir al médico.

15. Siempre lleva camisetas de manga larga

Esto ya son palabras mayores. Aunque en la mayoría de los casos, los adolescentes fuman algún que otro porro como acto social y al poco tiempo abandonan el hábito, también ocurre que muchos jóvenes se encuentran con la heroína. Si esto ocurre, la persona en concreto dejará de ponerse las camisetas de tirantes o de manga corta que antes le gustaban tanto y además presentará hematomas y heridas en los brazos por falta de práctica a la hora de encontrar las venas.

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