ENFERMEDAD INFLAMATORIA INTESTINAL

ENFERMEDAD DE CROHN Y LA COLITIS ULCEROSA

(Dr.Bartolomé Beltrán).-

1. Objetivos de la dieta en la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa
El objetivo principal de la dieta en la enfermedad de Crohn y en la colitis ulcerosa es prevenir y corregir la desnutrición que acompaña a estas enfermedades. Esto se consigue con una dieta lo más libre y variada posible. Es muy importante también ingerir una cantidad adecuada de proteínas, hierro y calcio. Las fuentes principales de proteínas son la leche y sus derivados, los huevos, las carnes y los pescados de todo tipo y las legumbres. Las fuentes de calcio por excelencia son la leche y los derivados lácteos. El hierro se encuentra sobre todo en las carnes rojas, el hígado, las legumbres, algunos cereales y los frutos secos.

Este objetivo de prevención y tratamiento de la desnutrición debe compaginarse con el de no empeorar (y, si es posible, mejorar) los síntomas de la enfermedad (dolor abdominal, diarrea, etc.).

2. Alimentos a evitar durante los brotes de actividad

En la actualidad, no hay pruebas suficientemente convincentes de que ningún alimento concreto esté implicado en el desencadenamiento, perpetuación o empeoramiento de la actividad inflamatoria en la enfermedad de Crohn y en la colitis ulcerosa. En consecuencia, y teniendo en cuenta la necesidad de prevenir la desnutrición, los pacientes con enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa en brote deberán evitar sólo aquellos alimentos que de forma repetida y sistemática aumenten sus síntomas.

De hecho, la aparición o empeoramiento de un síntoma después de ingerir un alimento concreto puede ser una pura casualidad. Por lo tanto, si se «le echa la culpa» de todo síntoma al alimento previamente ingerido, se corre el riesgo de acabar haciendo una dieta excesivamente monótona y, por tanto, deficitaria. En este contexto, existen dos tipos de alimentos cuyo consumo suele plantear dudas a los pacientes: los lácteos y la fibra.

3. Consumo de lácteos en los brotes de enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa
No existe ningún fundamento científico para prohibir el consumo de productos lácteos a los pacientes con enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa por el mero hecho de padecer estas enfermedades porque hasta ahora no existe nada que demuestre que algún componente de la leche es capaz de favorecer la inflamación intestinal, desencadenar un brote y, mucho menos, causar la enfermedad. Sin embargo, es cierto que un determinado porcentaje de personas no son capaces de asimilar totalmente la lactosa (el azúcar que normalmente contiene la leche y le da su sabor dulzón). Cuando la lactosa que no se ha absorbido en el intestino delgado llega al colon, puede provocar diarrea o gases. Este fenómeno, que es independiente del hecho de padecer enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa, puede ocurrir también en pacientes con estas enfermedades, y en ellos la ingestión de leche puede aumentar sus síntomas (sobre todo la diarrea).

Por tanto, los pacientes con enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa sólo deben limitar el consumo de leche durante los brotes si este consumo de leche claramente aumenta su diarrea. La mayoría de los pacientes que no toleran la leche pueden tolerar, sin embargo, otros derivados lácteos como el yogur y los quesos curados, cuyo contenido en lactosa es mucho menor. Por otra parte, hay que hacer hincapié en que la intolerancia a los lácteos depende de la lactosa, y no de la grasa que contienen, por lo que, en general, no hay razón alguna para sustituir los productos lácteos enteros por otros desnatados o semidesnatados, salvo en casos excepcionales con enfermedad de Crohn del intestino delgado muy extensa en los que se demuestra la existencia de mala absorción de grasas.

4. Consumo de fibra en los brotes de enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa
Durante los brotes de enfermedad inflamatoria intestinal, es aconsejable hacer una dieta pobre en residuos, particularmente aquellos pacientes con enfermedad de Crohn extensa que presentan estrecheces intestinales, o en los brotes de colitis ulcerosa grave o extensa. Esto significa eliminar de la dieta la denominada fibra insoluble (lignina, celulosa). Los alimentos ricos en fibra insoluble son los alimentos integrales, los preparados de cereales tipo All-Bran, el salvado (de trigo, avena, etc.) y algunos vegetales particularmente «leñosos» (espárragos, alcachofas, legumbres, etc.).

Existe otro tipo de fibra, denominada fibra soluble (pectinas, mucílagos, goma de guar, etc.), que está contenida sobre todo en frutas y legumbres. A diferencia de la fibra insoluble, este tipo de fibra produce menos residuo y, además, es fermentada cuando llega al colon por las bacterias allí presentes. La fermentación de la fibra soluble produce gas, que puede aumentar el dolor abdominal y la sensación de hinchazón durante los brotes. Por tanto, el consumo de alimentos ricos en fibra soluble sólo deberá limitarse si produce estas molestias y dependiendo de su intensidad. No obstante, el consumo de frutas depende mucho del tipo de fruta y si un paciente tiene diarreas o no. Lo que sí hay que recordar es que el membrillo y el plátano estriñen y las cerezas y ciruelas son laxantes.

5. Alimentos que hay que evitar en los períodos de remisión.

La mayoría de pacientes con enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa en remisión pueden seguir una dieta absolutamente normal. Probablemente. La única excepción son los pacientes con enfermedad de Crohn que presentan estrecheces (estenosis) intestinales persistentes a causa de cicatrices (fibrosis), que deben seguir una dieta sin residuos (sin fibra insoluble y con escasa fibra soluble) también durante los períodos de remisión de la enfermedad.

6. Papel de la «nutrición artificial» en la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa.

En ocasiones, el objetivo de prevenir o corregir la desnutrición no se puede alcanzar haciendo una dieta basada en alimentos normales. En estos casos es útil recurrir a la llamada «nutrición artificial». Existen dos tipos de nutrición artificial:

a) La nutrición parenteral, que consiste en la administración de nutrientes directamente a la sangre, por vía intravenosa.

b) La nutrición enteral, que es la más utilizada y consiste en la administración por vía digestiva de dietas líquidas de composición definitiva. Estas dietas se pueden administrar por vía oral (a pequeños sorbos), pero muchas veces han de ser administradas directamente en el estómago, ya sea a través de una sonda o mediante una comunicación directa desde la pared abdominal (gastrostomía). La nutrición artificial (sobre todo la nutrición enteral) se emplea generalmente en pacientes que están muy desnutridos como consecuencia de los continuos brotes graves de la enfermedad (que son más propensos a desnutrirse rápidamente). Es interesante destacar que, en los últimos años, se ha visto que la nutrición enteral puede incluso tener un efecto antiinflamatorio sobre el intestino en la enfermedad de Crohn, de manera que, en determinados casos, puede ser el único tratamiento del brote. Este es el caso de los niños con enfermedad de Crohn, en los que los efectos indeseables de la cortisona son particularmente peligrosos. Desgraciadamente, la nutrición enteral no tiene efecto antiinflamatorio en la colitis ulcerosa, como tampoco lo tiene la nutrición parenteral en ninguna de las dos enfermedades.

7. Recomendación final.

Es importante señalar que estas recomendaciones son de carácter general y, por lo tanto, no son aplicables a todos los casos. Cada paciente debe tener presente que quien mejor conoce su caso es su médico habitual, y es él, en último término, con quien debe comentar su caso y quien mejor va a aconsejarle sobre la dieta o estrategia nutricional a seguir y las limitaciones dietéticas objetivas que eventualmente pueda requerir.

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