Dr. Bartolomé Beltrán (PD).- La luz del verano, el sol y las actividades al aire libre incrementan el riesgo de sufrir lesiones en los ojos. Las lesiones oculares por traumatismos con balones, pelotas de squash, bolas de golf, raquetas o cuerpos extraños como limaduras, briznas de hierbas o productos tóxicos, pueden ser evitadas utilizando gafas protectoras adecuadas. El riesgo de entrada de cuerpos extraños en los ojos, sequedad e irritabilidad, y la aparición de quemaduras de la superficie ocular (queratoconjuntivitis actínica).
Para prevenir estas posibles lesiones, a menudo graves y molestas, es recomendable el uso de gafas de sol de calidad contrastada y de colirios de lágrimas artificiales. Además recientes investigaciones han relacionado la aparición de cataratas, tumoraciones de la conjuntiva (pterigion) y lesiones de la retina (degeneración macular asociada a la edad o DMAE, una de las causas más frecuentes de ceguera en nuestro país) con la exposición excesiva a la radiación ultravioleta. El agua del mar y de las piscinas es irritante para los ojos y puede también ser vehículo de transmisión de infecciones oculares. Los nadadores deben utilizar gafas especiales evitándose así el riesgo de contraer procesos alérgicos e infecciosos.
Por otra parte hay dos situaciones que inquietan, el “ojo vago” y el “ojo seco”. El primero, se trata de un trastorno unilateral, pero puede ser bilateral. En realidad indica la presencia de un ojo con la visión disminuida, de apariencia normal, sin enfermedad alguna y que no puede ser corregida con gafas.
Mientras tanto, el “ojo seco”, aunque no se trata de una afección importante por sí misma, la sequedad ocular puede ser el origen de infecciones como la conjuntivitis. El abuso del aire acondicionado y el calor seco o excesivo son los principales factores precipitantes de la sequedad ocular, que hace que en épocas de calor se produzca un incremento de las conjuntivitis. Junto a ello, los baños en piscinas con agua que no está bien clorada pueden provocar también la aparición de los síntomas. De ahí que los expertos recomienden el empleo de lágrimas artificiales porque el ojo ha de estar humedecido continuamente. El papel de la lágrima es tanto lubrificar el ojo como limpiarlo de todo tipo de residuos, y manteniendo la humedad necesaria en el ojo, por eso las lágrimas artificiales pueden evitar la aparición de infecciones.
