El sonrojante globo sonda del ministro Bernat Soria

El sonrojante globo sonda del ministro Bernat Soria

(PD).- eso suenan las palabras del ministro de Sanidad cuando abiertamente plantea lo del suicidio asistido y la eutanasia. De ambas prácticas se puede discutir, claro está, pero nunca jugar con ellas a los votos.

Eso de lanzar la piedra para luego ver hasta dónde llegan los círculos en el charco resulta una práctica demasiado vista y escasamente eficaz o válida.

Lo que pasa es que Soria se mete en charcos que le quedan demasiado grandes para su talla de gestor político. Y duda, duda mucho y rezuma miedo a meter la pata (nada nuevo en él), pues a nadie en su pellejo le agradaría que le estamparan en la testa feroces críticas tanto de votantes del PSOE como del PP.

Y si el hombre sigue jugando con las palabras y las intenciones, le ocurrirá lo que no desea que le ocurra: su final como ministro.

Ya se encargará José Blanco, timonel en la sombra del partido, de prepararle la salida en caso de que las encuestas sobre el apoyo a los socialdemócratas flaqueen. A ver quién en el PSOE apostaría hoy a favor de que Soria fuese el encargado de explicar a los españoles las bondades de la eutanasia y del suicidio asistido.

Menudo espectáculo de la confusión. Sólo hay que recordar la que armó en televisión cuando lo del aceite, por citar un caso.

Aquello no tenía ni pies ni cabeza, cosa que bien podría pasar si el ministro da la cara por algo tan sensible, complicado y transcendental como lo es la legalización de lo que muchos especialistas llaman la «muerte digna», concepto o solución que otros muchos califican como «aberrante».

Y no sólo los expertos. Pero no nos equivoquemos, no pongamos vendas en los ojos.
El debate tendrá que llegar más pronto que tarde. Otra cosa es en qué condiciones previas se va a realizar. Antes habrá que tener información, toda la información, pros y contras.

Aunque me huelo que es mucho pedir a este Gobierno, como lo fue a los anteriores. Todo el mundo tiene derecho a morirse con dignidad, faltaría más.. Otra cosa es el cómo. Y Bernat Soria no parece el más pedagógico para explicarlo.

De algo no hay duda: la trifulca dialéctica, que no la discusión provechosa, está asegurada. Es lo que se llama un debate indigno.

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