Obesidad infantil, fruto de una educación muy «pesada»

Obesidad infantil, fruto de una educación muy "pesada"

(PD).- La obesidad no es sólo un problema entre la población adulta porque cada vez más niños y adolescentes pesan un 20% más de lo que corresponde a su altura, o lo que es lo mismo: son obesos.

También son muy elevadas las cifras de los niños con sobrepeso (peso un 10% superior a lo que correspondería según la altura), lo que está creando gran alarma social, ya que en estos momentos en toda la Unión Europea únicamente los niños y adolescentes ingleses pesan más que los españoles.

Pero para comprender la magnitud del problema es mejor atender a las cifras reales:

Las cifras de obesidad infantil y adolescente en España se triplicaron entre 1985 y el año 2000 y continúan creciendo año tras año. A día de hoy el 13,9% de la población con una edad comprendida entre 2 y 24 años padece obesidad y el 24,34% sobrepeso.

En este grupo de edad la prevalencia de obesidad es superior en varones (15,6%) que en mujeres (12%) y las mayores cifras se detectan en la prepubertad, concretamente en el grupo de edad de 6 a 12 años, con una prevalencia del 16,1%.

Como decíamos, en términos generales, sólo Gran Bretaña supera las cifras de obesidad infantil españolas aunque en el caso de 10 años los países de la Unión Europea con mayor prevalencia son Italia, Malta y Grecia, seguidos de nuestro país.

En cuanto al área geográfica, la región noreste de España presenta las cifras más bajas, mientras que la zona sur, y en concreto Murcia, Andalucía y las Islas Canarias, sufren las cifras más altas. Además, la probabilidad de padecer sobrepeso y obesidad es mayor en las áreas rurales que en las urbanas. También es más frecuente entre la población con un menor nivel socioeconómico y educativo.

Pero para ampliar esta información nada mejor que recordar el Estudio Enkid, porque aunque se presentó en el año 2001 y desde entonces ya hemos visto que las cifras han aumentado considerablemente, supuso un antes y un después en el estudio de la obesidad infantil en nuestro país y ofrece un amplio espectro de datos atener en cuenta para valorar por qué los niños españoles cada vez pesan más.

ESTUDIO ENKID (1 de mayo de 1998-30 de abril de 2000)
El estudió Enkid concluyó después de estudiar el peso, talla, Indice de Masa Corporal, circunferencias de la cintura, cadera y brazo, índice cintura/cadera y diámetro del codo de una muestra aleatoria de población de entre 2 y 24 años que:

La prevalencia de obesidad para este grupo de edad en España se estima en un 13.9% y para el sobrepeso se estima en un 12,4%. En conjunto sobrepeso y obesidad suponen el 26,3%. La obesidad es más elevada en los varones (15,60%) que en las mujeres (12,00%), diferencia estadísticamente significativa.

En el subgrupo de varones, las tasas más elevadas se observaron entre los 6 y los 13 años. En las chicas las tasas de prevalencia más elevadas se observaron entre los 6 y los 9 años.

La prevalencia de obesidad es más elevada en los chicos cuyos padres han completado un nivel de estudios bajo, especialmente si la madre tiene un nivel cultural bajo.

El nivel de instrucción de la madre sólo parece tener influencia en los niños más pequeños, hasta los 10 años. No se han observado diferencias estadísticamente significativas en la prevalencia de obesidad en función de la ocupación de la madre fuera del hogar. La prevalencia de obesidad es más elevada en los chicos y chicas pertenecientes a un nivel socioeconómico bajo.

Las tasas de prevalencia de obesidad y sobrepeso más elevadas se observaron en la Comunidad de Canarias y en la región sur, tanto en los chicos como en las chicas y en todos los grupos de edad. Las tasas más bajas se han observado en las regiones Noreste y Norte. El tamaño de la población de residencia no parece expresar un patrón de distribución definido para la sobrecarga ponderal.

Las tasas de obesidad fueron significativamente más elevadas en el colectivo que refería un peso al nacer por encima de los 3.500 g en comparación a los que expresaron un peso al nacer por debajo de 2.500 g, ajustadas por edad y sexo.

Los varones entre 2 y 5 años que recibieron lactancia materna durante más de 3 meses expresaron tasas de prevalencia de obesidad inferiores a los niños del mismo grupo de edad que no habían recibido lactancia materna o durante un periodo de tiempo mas corto.

Entre los estilos de vida analizados, se observó que a partir de los 6 años, la prevalencia de obesidad era más elevada en los niños y jóvenes que aportaban mayor proporción de energía a partir de la ingesta grasa (>40% kcal) en relación a los que realizaban ingestas porcentuales de grasa más bajas. Este hecho se observó también en el subgrupo femenino entre 14 y 17 años.

En los varones a partir de los 14 años se apreció una diferencia estadísticamente significativa en el consumo de productos azucarados, bollería, embutidos y refrescos azucarados entre los obesos y los no obesos. Las tasas de prevalencia de obesidad eran más elevadas en los chicos con edades entre 6 y 14 años que realizaban con mayor frecuencia consumos de embutidos.

Por la prevalencia de obesidad fue inferior en los niños y jóvenes ubicados en el cuartil mas alto de la distribución de consumo de frutas y verduras (4 o mas raciones al día). Los chicos y chicas que realizan un desayuno completo expresan tasas de obesidad más bajas que los que no desayunan o realizan un desayuno incompleto.

Considerando globalmente el tiempo medio diario dedicado al desempeño de actividades sedentarias (estudio, TV, ordenador, videojuegos…), la prevalencia de obesidad fue más elevada entre los chicos y chicas que dedican mayor tiempo a este tipo de actividades en comparación con los que dedican menos tiempo.

La prevalencia de obesidad era más elevada en las chicas que dedicaban más de 2 horas diarias a ver televisión en comparación con las que dedicaban menos de 1 hora a esta actividad.
La prevalencia de obesidad entre los chicos y chicas que no practicaban ningún deporte habitualmente fue más elevada en comparación con los que sí tenían este hábito, especialmente entre los chicos que practicaban actividades deportivas 3 veces a la semana.

En los mayores de 14 años, la prevalencia de obesidad fue más elevada en los fumadores que en los no fumadores, tanto en los chicos como en las chicas.

Los resultados del estudio EnKid han puesto de manifiesto que la obesidad en la población española en edad infantil y juvenil está adquiriendo dimensiones que merecen una especial atención, sobre todo aquellos factores que pueden estar contribuyendo a incrementar el problema y los elementos que pudieran ayudar a su prevención.
Estos datos describen que la prevalencia de obesidad en la actualidad es más importante en la población en edad escolar, especialmente en los años que preceden a la pubertad.

2. CAUSAS Y CONSECUENCIAS
Todos los expertos coinciden en que las dos causas fundamentales de la obesidad infantil son la mala alimentación y el sedentarismo.
En cuanto a la alimentación, lo ideal, según los especialistas, es que un niño consuma unas dos mil calorías diarias y que la mitad de ellas sea cubierta por hidratos de carbono, un tercio por grasas y el resto por proteínas.

Pero, en lugar de comer pan, arroz o legumbres, los niños cada vez comen más dulces, refrescos y golosinas. A esto ayuda, sin lugar a dudas, la gran cantidad de máquinas expendedoras de chucherías y refrescos que hay en los colegios y la permisividad de padres y abuelos hacia este tipo de productos. Por otro lado, el hecho de que los niños no desayunen o lo hagan incorrectamente propicia que coman dulces a lo largo de la mañana.

La segunda gran causa de la obesidad infantil es el sedentarismo. Los niños españoles cada vez hacen menos ejercicio físico porque la mayoría de las actividades que realizan se concentran en torno a la televisión, al ordenador y a los videojuegos. Concretamente las últimas encuestas revelan que los niños españoles pasan una media de 2 horas y media diarias viendo la televisión y media hora adicional jugando a los videojuegos o conectados a la Red.

Pero además del mal hábito alimentario y la falta de actividad física, existen otros factores que determinan la obesidad infantil. Entre ellos encontramos influencias sociales, fisiológicas, metabólicas y genéticas. Por ejemplo, un niño con padres obesos, estará predispuesto a ser obeso también.

Concretamente, algunos especialistas como Carlos Paredes, presidente de la Sociedad Valenciana de Pediatría, aseguran que si los padres son obesos el riesgo de que lo sea también el hijo es del 90%. Por último, también se puede presentar obesidad en caso de que el niño sufra algún trastorno psicológico.

Pero la obesidad infantil no se queda, ni mucho menos, en un problema estético. Las consecuencias son muchas y comportan un gran riesgo para la salud de los niños.

Por ejemplo, la obesidad puede desembocar en problemas como diabetes tipo 2, hipertensión arterial, y niveles altos de colesterol.

Sin embargo esto no es todo porque el hecho de estar “gorditos” puede provocar problemas psicológicos que en su mayoría se derivan de las bromas, la intimidación, o el rechazo por parte de otros niños. Son marginados por el aspecto que tienen, y todo ese cuadro puede generar trastornos como la bulimia, la anorexia, la depresión, baja autoestima y llevarles a tener hábitos extremos como el consumo de drogas y otras sustancias nocivas.

En resumen, la lista de trastornos provocados por la obesidad sería la siguiente:

• Problemas con los huesos y articulaciones
• Dificultades para desarrollar algún deporte u otro ejercicio físico debido a la dificultad para respirar y al cansancio.
• Alteraciones en el sueño
• Madurez prematura. Las niñas obesas pueden entrar antes en la pubertad, tener ciclos menstruales irregulares, etc.
• Hipertensión, colesterol, y enfermedades cardiovasculares
• Disturbios hepáticos
• Desánimo, cansancio, depresión, decaimiento.
• Baja autoestima, aislamiento social, discriminación.
• Trastornos que derivan en bulimia y anorexia nerviosas
• Problemas cutáneos
• Ocurrencia de diabetes

3. PREVENCIÓN
Sin duda la mejor arma contra la obesidad infantil es la prevención, y ésta debe llevarse a cabo desde la familia y a partir del nacimiento del niño. Se trata de crear en el niño el hábito de alimentarse bien desde que empieza a comer alimentos sólidos.

Es importante que la educación sobre la alimentación empiece desde el nacimiento y para ello es muy importante comenzar con la leche materna, continuar con las papillas y a la hora de empezar con los menús hacerlo paulatinamente y vigilar que la alimentación sea lo más variada posible. Es necesario que el niño pruebe de todo un poco, que su alimentación sea variada y completa hasta por lo menos los dos años de edad.

Aparte de este hábito de seleccionar bien los alimentos que damos a los niños, es necesario crear, paralelo a este, el hábito de compartir la comida, mesa, y compañía. Se trata de lograr que la comida sea un encuentro placentero. Se debe evitar comer delante de la televisión y también limitar la presencia de los niños frente a la televisión a no más de 2 horas al día.

También es muy importante predicar con el ejemplo. Si el padre o la madre comen en exceso y son obesos, es casi seguro que el hijo también adquiera ese hábito. En este caso es necesario modificar los hábitos familiares en cuanto a la alimentación y, paralelamente a eso, estimular las actividades físicas al aire libre.

Para evitar la obesidad puede resultar muy interesante seguir las siguientes sugerencias concedidas por el Ministerio de Sanidad:

1- Cuanta mayor variedad de alimentos exista en la dieta, mayor garantía de que la alimentación es equilibrada y de que contiene todos los nutrientes necesarios.

2- Los cereales (pan, pasta, arroz, etc.), las patatas y legumbres deben constituir la base de la alimentación, de manera que los hidratos de carbono representen entre el 50% y el 60% de las calorías de la dieta.

3- Se recomienda que las grasas no superen el 30% de la ingesta diaria, debiendo reducirse el consumo de grasas saturadas y ácidos grasos.

4- Las proteínas deben aportar entre el 10% y el 15% de las calorías totales, debiendo combinar proteínas de origen animal y vegetal.

5- Se debe incrementar la ingesta diaria de frutas, verduras y hortalizas hasta alcanzar, al menos, 400 gr./día. Eso es, consumir, como mínimo, 5 raciones al día de estos alimentos.

6- Moderar el consumo de productos ricos en azúcares simples, como golosinas, dulces y refrescos.

7- Reducir el consumo de sal, de toda procedencia, a menos de 5 gr./día, y promover la utilización de sal yodada.

8- Beber entre uno y dos litros de agua al día.

9- Nunca prescindir de un desayuno completo compuesto por lácteos, cereales (pan, galletas, cereales de desayuno…) y frutas a las que debería dedicarse entre 15 y 20 minutos de tiempo. De esta manera, se evita o reduce la necesidad de consumir alimentos menos nutritivos a media mañana y se mejora el rendimiento físico e intelectual en el colegio.

10- Involucrar a todos los miembros de la familia en las actividades relacionadas con la alimentación: hacer la compra, decidir el menú semanal, preparar y cocinar los alimentos, etc.

4. ACTUACIONES GUBERNAMENTALES PARA LA PREVENCIÓN DE LA OBESIDAD- ESTRATEGIA NAOS
La Estrategia NAOS tiene como meta fundamental fomentar una alimentación saludable y promover la actividad física para invertir la tendencia ascendente de la prevalencia de la obesidad y, con ello, reducir sustancialmente la morbilidad y mortalidad atribuible a las enfermedades crónicas.

Esta Estrategia pretende realzar la importancia que supone adoptar una perspectiva a lo largo de toda la vida en la prevención y control de la obesidad. Se trata de un conjunto de acciones dirigidas a toda la población, pero dado el problema específico de nuestro país, la prioridad para la prevención de la obesidad se centrará en los niños y los jóvenes, cuyos hábitos alimentarios y de actividad física no están aún consolidados y pueden modificarse, sobre todo, a través de la educación.

Para lograr la meta propuesta, los objetivos principales que se van a desarrollar a través de la Estrategia NAOS son los siguientes: los objetivos específicos se irán desarrollando de forma pormenorizada, definiendo el tiempo para su consecución, grupos de población a quienes van destinados, así como su seguimiento y evaluación.

• Fomentar políticas y planes de acción destinados a mejorar los hábitos alimentarios y aumentar la actividad física en la población. Estas políticas deberán ser sostenibles, integrales y buscar una amplia participación de la sociedad.
• Sensibilizar e informar a la población del impacto positivo que, para su salud, tiene una alimentación equilibrada y la práctica regular de actividad física.
• Promover la educación nutricional en el medio familiar, escolar y comunitario.
• Estimular la práctica de actividad física regular en la población, con especial énfasis en los escolares.
• Propiciar un marco de colaboración con las empresas del sector alimentario para promover la producción y distribución de productos que contribuyan a una alimentación más sana y equilibrada.
• Sensibilizar a los profesionales del Sistema Nacional de Salud para impulsar la detección sistemática de la obesidad y el sobrepeso en la población.
• Realizar el seguimiento de las medidas propuestas y la evaluación de los resultados obtenidos a través de la Estrategia.

ACTUACIONES CONCRETAS EN EL ÁMBITO DE LA POBLACIÓN INFANTIL.

• Objetivos:
La escuela, tanto en las actividades realizadas en el aula como en las extraescolares, por su carácter de espacio educativo y por la cantidad de tiempo que permanecen en él los alumnos, ofrece innumerables oportunidades para formar a los niños sobre hábitos alimentarios saludables y fomentar la práctica regular de actividad física y deporte. Constituye, por eso, uno de los lugares más eficaces para modificar los estilos de vida de los niños y adolescentes.

• Actores:

o Administraciones Educativas, en lo referente al diseño de los currículos y acciones formativas para los profesores.
o Los propios centros educativos, en el marco de su autonomía.
o Los profesores.
o Las Asociaciones de Padres de Alumnos.

Educación del escolar
En este ámbito, se proponen acciones a desarrollar conjuntamente entre el Ministerio de Sanidad y Consumo y el Ministerio de Educación y Ciencia, a través de la Secretaría General de Educación.

Otros aspectos serán propuestos en las Conferencias Sectoriales de Educación, con el objeto de lograr el compromiso de las Comunidades Autónomas para realizar actuaciones conjuntas encaminadas a alcanzar los objetivos de la Estrategia.

Acciones en este ámbito:

1. Incluir en el currículo académico conocimientos y habilidades relativos a la alimentación y la nutrición. Estas nociones no sólo pueden estar comprendidas en asignaturas específicas (ciencias naturales, sociales y educación física), sino también formando parte de otros contenidos (educación para la ciudadanía, etc.). Esta medida requiere una acción normativa impulsada desde el Ministerio de Educación y Ciencia y las Comunidades Autónomas.

2. Reforzar mediante talleres o actividades extraescolares la iniciación de los escolares en el mundo de la cocina y la gastronomía, aprendiendo a comprar alimentos, prepararlos y cocinarlos. De este modo se estimularán comportamientos positivos que favorezcan la aceptación y desarrollo de unos hábitos alimentarios saludables, con una perspectiva de igualdad de género.

3. Incluir en los cursos de formación del profesorado materiales didácticos y orientaciones sobre alimentación y nutrición, y su incidencia sobre la salud, así como de la importancia de practicar regularmente actividad física.

4. Potenciar las acciones educativas en colaboración con otros sectores como las asociaciones de padres de alumnos, empresas de restauración colectiva, fundaciones, etc.

5. Promover la práctica frecuente de actividad física y deporte en el colegio, ampliando el horario de uso de las instalaciones escolares con programas de actividades deportivas durante los fines de semana, fomentando que los niños acudan andando o en bicicleta al colegio, contactando con deportistas para que participen en talleres sobre deporte, etc.

El comedor escolar
En el ámbito escolar merece una mención aparte el comedor, en la medida en que debe constituir la expresión práctica de los objetivos señalados en el plan de educación nutricional del centro.

El comedor escolar juega un papel primordial ya que el 20% de los niños realiza, durante cinco días a la semana, su comida principal en el centro de enseñanza, porcentaje que aumenta hasta el 32% en el grupo de edad de 2-5 años. Esta circunstancia no sólo influye en el establecimiento de los hábitos alimentarios del niño, sino que, además, condiciona su estado nutricional.

Acciones en este ámbito:

1. Se elaborará una norma sobre los comedores escolares. En esta norma, impulsada desde el Ministerio de Sanidad y Consumo en colaboración con el Ministerio de Educación y Ciencia, y las Comunidades Autónomas, se abordarán los requisitos que deben cumplir los menús que se ofrezcan en los comedores escolares.

2. Se informará mejor a los padres de los contenidos de los menús, para facilitar que complementen en casa los alimentos que ya se han consumido en el centro educativo.

Para propiciar mejoras en la alimentación de los escolares, se ha suscrito un convenio con las principales empresas de restauración colectiva, asociadas en la Federación Española de Asociaciones Dedicadas a la Restauración Social (FEADRS).

Estas empresas se comprometen a:

• No utilizar en la fritura aceites ricos en ácidos grasos saturados (aceites de palma, palmiste y coco) o en ácidos grasos trans, sustituyéndolos por otros más saludables.
• Utilizar sal yodada en aquellas zonas que tengan déficit de yodo, indicadas por las autoridades sanitarias.
• Realizar talleres para los niños para fomentar las medidas educativas destinadas a la promoción de una alimentación variada y equilibrada.

Máquinas expendedoras de alimentos y bebidas
En los colegios, la oferta alimentaria se completa, en algunos casos, con productos que pueden adquirirse en máquinas expendedoras.

Al tratarse de un sistema de autoservicio, existe el riesgo de que los niños abusen del consumo de alimentos con un alto contenido energético, pero un bajo valor nutricional desequilibrando su alimentación.

Acciones en este ámbito
Para que la oferta a los escolares a través de las máquinas expendedoras permita una elección más saludable, se ha firmado un convenio con la Asociación Nacional Española de Distribuidores Automáticos (ANEDA), en el que se establecen los siguientes compromisos:

1. No se ubicarán máquinas expendedoras en aquellas zonas donde puedan tener fácil acceso a ellas los alumnos de la Enseñanza Infantil y Primaria.

2. Se eliminará la publicidad de las máquinas para no incitar al consumo de determinados productos, siendo sustituida por adhesivos que incluyan mensajes que promocionen una alimentación saludable.

3. Deberán incluir productos que favorezcan una alimentación equilibrada (agua mineral, bebidas con bajo contenido en azúcar, frutas, galletas, etc. ) en detrimento de aquellos con un alto contenido en sal, azúcar o grasas.

4. Se publicará una guía de buenas prácticas, dirigida a los profesionales del sector de la distribución automática, donde se defina qué productos no deberían incluirse en las máquinas de los colegios y aquellos que deberían sustituirlos.

5. Se elaborará una «Guía para una nutrición adecuada en los centros de enseñanza, a través de máquinas vending» para su difusión en los colegios a través de las asociaciones de padres de alumnos.

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