Vigorexia, culto exagerado al cuerpo

(PD).- La vigorexia es un trastorno de culto al cuerpo llevado a extremos tales que la convierte en obsesión. Se la llama también Complejo de Adonis, ya que se da sobre todo en los hombres que entrenan de forma compulsiva para aumentar su musculatura.

Vigorexia es la otra cara de la anorexia. Mientras la anorexia y la bulimia se dan en especial en mujeres, que dejan de comer o comen para luego vomitar porque se ven gordas, la vigorexia afecta más a los hombres obsesionados por desarrollar sus músculos, ya que se ven a sí mismos débiles y enclenques.

La vigerexia asocia belleza con musculatura, y es un trastorno vinculado a problemas de personalidad.

UN CUERPO DIEZ

Lograr un cuerpo diez, un cuerpo perfecto, es una prioridad para millones de personas en todo el mundo, que quieren emular los patrones de belleza que fijan el cine, la moda, la televisión, la publicidad, los amigos, etc., y convierten este objetivo en una esclavitud.

La vigorexia no tiene nada que ver con la práctica regular y saludable del deporte, ni con el culturismo, que es la práctica de ejercicios gimnásticos encaminada al excesivo desarrollo de los músculos. Sin embargo, entre los seguidores del culturismo suele haber personas con vigorexia.

Hombres jóvenes, inmaduros y con una baja autoestima son las principales víctimas de la vigorexia, aunque cada vez son más frecuentes los casos entre las mujeres.

Las personas que sufren vigorexia necesitan, como las que sufren anorexia y bulimia, atención médica y psicológica.

EL COMPLEJO DE ADONIS

Las personas con Complejo de Adonis consideran que todos los sacrificios son pocos para alcanzar un cuerpo perfecto. Es una carrera sin fin, porque la imagen con la que se ven reflejadas en el espejo es siempre la de un ser sin músculos y, por lo tanto, carente de todo atractivo.

Esta carrera hacia el cuerpo perfecto comienza con una adicción enfermiza al gimnasio y el entrenamiento, con un cambio de dieta, basada en proteínas e hidratos de carbono, y a menudo con el consumo de anabolizantes y esteroides.

En tanto, la autoestima disminuye, y la necesidad de entrenar a todas horas aleja a la persona de sus amigos, su familia, su trabajo y cualquier otra actividad, y la convierte en un ser introvertido y taciturno.

La frustración que acompaña la vigorexia puede estallar en episodios de gran violencia. Esto se produce sobre todo cuando el entorno socio-cultural ensalza un modelo de hombre atlético, fuerte y temido.

UNA MALA SALUD FISICA

En contra de lo que pudiera pensarse, la persona con vigoréxia no está físicamente sana.
Huesos, tendones, articulaciones y músculos sufren las consecuencias del ejercicio excesivo y son habituales las lesiones de todo tipo.

Ante el dolor producido por el continuo entrenamiento, el cuerpo produce endorfinas para reducirlo. La cantidad de endorfinas aumenta a la par que el tiempo dedicado al ejercicio, lo que crea una cadena que hace a la persona “adicta” a las endorfinas y, con ello, al gimnasio.

La alimentación pobre en grasas y rica en carbohidratos y proteínas causa trastornos metabólicos, que se agravan con la utilización de anabolizantes y esteroides.

Problemas cardíacos, renales y hepáticos, retención de líquidos y atrofia testicular son sólo algunos de los problemas asociados con la vigorexia.

PREVENIR Y CURAR

Las crisis de autoestima y pánico al fracaso se suelen iniciar en la adolescencia, por lo que es vital que padres y educadores orienten al joven hacia la práctica saludable de una serie de actividades, entre ellas el deporte.

Con la actividad física, el joven aprenderá a distinguir entre procurar una buena imagen de sí mismo, lo que es loable, y obsesionarse con un determinado modelo socio-cultural, que puede llevar a la frustración y convertirse en una enfermedad.

La vigorexia afecta por lo general a hombres de entre 18 y 35 años, pero en muchos casos los problemas que llevan a la obsesión por el desarrollo muscular comienza en la pubertad.

Conseguir de nuevo la autoestima es fundamental para la persona con problemas de vigorexia, al igual que lo es para las que sufren anorexia o bulimia. Se trata de recuperar la imagen y modificar la conducta y hábitos para poder aceptarse de nuevo.

El tratamiento psicológico debe ir acompañado de unas directrices médicas sobre alimentación y desintoxicación de productos como anabolizantes y esteroides. La actividad física no debe suprimirse, pero sí hay que reducir paulatinamente el tiempo de entrenamiento y la intensidad de los ejercicios.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído