Científicos de la UAB demuestran que el consumo de aceite de oliva frena el crecimiento del cáncer

(PD).- Un equipo de científicos de la Universidad Autònoma de Barcelona (UAB) han realizado distintos ensayos científicos en animales cuyos resultados demuestran que el consumo de aceite de oliva frena el crecimiento del cáncer y favorece que los tumores que se detecten sean benignos.

Las investigaciones, coordinadas por el profesor Eduard Escrich, han comparado el consumo de aceite de maíz y el de oliva desde un enfoque clínico, morfológico y molecular, y en las 16 series experimentales realizadas se observó que en los animales que están tomando grandes cantidades de aceite de maíz los tumores les salen antes, son más grandes, hay más afectados con cáncer de mama, y un mayor número de tumores por animal.

Sin embargo, los resultados ponen de manifiesto el efecto protector del aceite de oliva frente al cáncer ya que «clínicamente queda muy claro su efecto saludable» a pesar de suministrarse en grandes cantidades, ya que «contrarresta el efecto negativo que pueda tener como grasa», explicó Escrich en un comunicado.

Congreso Internacional sobre el Aceite de Oliva y Salud

Los estudios experimentales morfológicos, esto es, los que analizan en el microscopio el aspecto del tumor, han desvelado que los tumores originados en los animales que han tomado aceite de oliva son más benignos, que los tumores de los animales que han tomado aceite de maíz. Además, el profesor Escrich ha indicado que existen datos moleculares que apoyan los efectos saludables del aceite de oliva en relación con el cáncer.

El análisis completo de estos ensayos se presentará en el próximo Congreso Internacional sobre el Aceite de Oliva y Salud, que se celebrará en Córdoba y Jaén del 20 al 22 de noviembre. Aunque hasta la fecha, los experimentos desarrollados nunca han demostrado que el aceite de oliva tenga capacidad para revertir un tumor que ya existe, los expertos aseguran que sí se puede «contribuir a la lucha contra el tumor» porque los «resultados indican que frena el crecimiento de ese tumor y la evolución de la enfermedad», aunque no pueden clasificar al aceite de oliva como un fármaco».

Respecto a los hábitos alimentarios, Escrich ha destacado que actualmente la grasa que más consumen los humanos es de origen animal. No obstante, «la grasa de aceite de semillas, como es más barata, se está utilizando mucho en la cocina, desplazando a otros tipos de aceite como el de oliva».

Moderar la ingesta de grasas

Así, el aceite de oliva es el que se mantiene más estable, aguanta más la temperatura y se altera menos –las alteraciones son problemáticas para la salud– al ser utilizado en la cocina, por lo que en los restaurantes que «no se deberían utilizar tipos de aceites como el de girasol que pueden ser perjudiciales para la salud».

A su juicio, es necesario moderar el consumo en general de grasas disminuyendo las grasas animales y las grasas poliinsaturadas Omega-6 e «incrementar, sin sobrepasar la cantidad adecuada, las del aceite de oliva y las de Omega 3 presentes en el pescado azul y sus aceites».

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