Los años no pesan (afortunadamente) para algunas cosas, en la reproducción asistida

(PD).- Recientemente un proceso de reproducción asistida, que se inició hace más de 20 años ha finalizado. El que ahora es el padre, decidió en 1986 criogenizar su esperma, y ahora, como resultado de ello, y gracias a la inseminación artificial, ha sido padre de una niña llamada Stella.

El milagro médico de la reproducción asistida, comenzaba en realidad en 1983 cuando el padre de la pequeña, entonces un niño de apenas 13 años, fue diagnosticado con principio de leucemia.

En aquella época los tratamientos de cáncer eran mucho más severos y muchos de ellos conllevaban el riesgo de dejar estériles a los pacientes. Fue por esa razón por la que los padres del menor insistieron en que se congelara su semen para que su hijo pudiera reproducirse cuando fuera un adulto. Aunque en aquel entonces esta petición era muy inusual, los facultativos acabaron cediendo -aquello sucedió en 1986-, algo que ha permitido a Biblis tener su propio bebé más de dos décadas después.

Según la Asociación de Endocrinología reproductiva del Carolina del Norte, esta es la primera vez en la historia que un equipo médico consigue fecundar un óvulo con un esperma de más de dos décadas de antigüedad.

Para llevar a cabo esta hazaña el equipo encargado del caso de Biblis recurrió a la técnica conocida como inyección intracitoplásmica de esperma, un método que sólo está disponible desde 1992.

Más concretamente la ICS, según sus siglas en inglés, permite a los científicos seleccionar las células sanas del esperma para luego poder inyectarlas en el óvulo.

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