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Cerebro: la depresión puede ser tratada con electricidad

En el mundo hay más de 350 millones de personas con depresión, un trastorno mental que altera sus vidas.

La depresión es un trastorno mental que se caracteriza por una sensación persistente de tristeza, pérdida de interés en las actividades que antes se disfrutaban, cambios en los patrones de sueño y apetito, fatiga, dificultad para concentrarse y sentimientos de desesperanza y desesperación.

Los síntomas de la depresión pueden afectar significativamente el funcionamiento diario de una persona y su calidad de vida.

No se conoce una única causa de la depresión, sino que se cree que puede ser el resultado de una combinación de factores biológicos, genéticos, psicológicos y ambientales.

La investigación sugiere que la depresión puede ser causada por un desequilibrio en los niveles de neurotransmisores en el cerebro, que son sustancias químicas que ayudan a transmitir señales entre las células cerebrales.

Los factores genéticos también pueden jugar un papel importante, ya que la depresión tiende a ser más común en las personas que tienen antecedentes familiares de la enfermedad.

Los factores psicológicos, como el estrés, la pérdida o el trauma, también pueden contribuir al desarrollo de la depresión.

La depresión es más común en mujeres que en hombres, y las tasas de prevalencia varían según la región del mundo.

LA ELECTRICIDAD

Un equipo de investigadores de la Universidad de California ha comprobado que la estimulación eléctrica del cerebro puede ser un método eficaz para tratar la depresión.

Como explican en un estudio publicado en la revista Current Biology, los científicos observaron el estado de 25 pacientes con epilepsia, diagnosticados con diversos grados de depresión: de leve a grave.

Los participantes recibieron estimulación eléctrica en el cerebro y el cambio de su estado de ánimo fue controlado por un cuestionario especial.

«Hemos descubierto que la estimulación unilateral de la corteza orbitofrontal lateral producía un mejoramiento agudo y dependiente de la dosis en pacientes con depresión de moderada a grave».

Según detalla National Public Radio, el efecto del procedimiento desaparecía poco después.

«Cuanto más sabemos sobre la depresión a este nivel de los circuitos cerebrales, más opciones podemos tener para ofrecer a los pacientes tratamientos eficaces con un bajo riesgo de efectos secundarios», afirmó Helen Mayberg, citada por un comunicado en el sitio web de la universidad.

EL DRAMA DE LA DEPRESIÓN

En el mundo hay más de 350 millones de personas con depresión, un trastorno mental que altera sus vidas.

Sin embargo, debido a la estigmatización que todavía existe de este trastorno, muchos de los afectados no reconocen su enfermedad y no buscan tratamiento.

La depresión es distinta de las variaciones habituales del estado de ánimo, y se caracteriza por una sensación persistente de tristeza durante dos semanas o más, que interfiere con las actividades laborales, escolares o domésticas.

Hay tratamientos psicosociales y farmacológicos eficaces. Para resolver la depresión es fundamental la participación activa de las personas que la padecen y de sus allegados. El primer paso consiste en reconocer la depresión y buscar apoyo. Cuanto antes empiece el tratamiento, mayor será su eficacia.

Las actitudes culturales y la falta de buenos conocimientos sobre esta afección contribuyen a la renuencia a buscar ayuda.

La depresión es frecuente en todas las regiones del mundo

Las estimaciones de la OMS indican que la depresión es frecuente en todas las regiones del mundo. Un estudio reciente respaldado por la OMS reveló que alrededor del 5% de las personas residentes en la comunidad han padecido depresión durante el último año.

La depresión es el resultado de interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos. Hay relaciones entre la depresión y la salud física; así, por ejemplo, las enfermedades cardiovasculares pueden producir depresión, y viceversa. Una de cada cinco parturientas sufre depresión tras el parto.

Además hay circunstancias como las presiones económicas, el desempleo, los desastres o los conflictos que también aumentan el riesgo de padecer este trastorno.

En el peor de los casos la depresión puede llevar al suicidio. Cada año se suicidan cerca de un millón de personas, muchas de las cuales padecen depresión.

Las cifras de la depresión

  • La depresión constituye un reto para la salud pública, ya que su prevalencia es muy alta: el número de personas que la sufren a lo largo de su vida se sitúa entre el 8% y el 15%.
  • 350 millones de personas sufren depresión en el mundo.
  • Según la OMS, en la actualidad, la depresión es la principal causa de discapacidad en todo el mundo.
  • En Europa, representa más del 7% de la mortalidad prematura.
  • En España, el riesgo de que la población general desarrolle, al menos, un episodio de depresión grave a lo largo de la vida es casi el doble en mujeres (16,5%) que en hombres (8,9%), mientras que el porcentaje de personas que padece anualmente la enfermedad es del 4%.
  • Diferentes trabajos publicados cifran en un 50% los trastornos depresivos que no reciben tratamiento o no el adecuado (psicofármacos o psicoterapia o combinación). En estudios españoles como el estudio SCREEN los trastornos depresivos se encontrarían en cerca del 20% de los pacientes atendidos en Atención Primaria.
  • Hasta el 43% de los pacientes abandona el tratamiento y otro porcentaje importante no lo cumple como le ha sido prescrito.
  • Los datos señalan que cada episodio depresivo incrementa la probabilidad de una recaída posterior. Aproximadamente, un 60% de los pacientes que ha sufrido un episodio depresivo presenta al menos una recurrencia a lo largo de su vida.

Los síntomas de la depresión

Los síntomas nucleares de la depresión son la tristeza patológica, la pérdida de interés o placer en casi todas las cosas y una disminución de la vitalidad.

Además, pueden aparecer otros síntomas, como los sentimientos de culpa o de incapacidad, la irritabilidad, el pesimismo ante el futuro, las ideas de muerte o de suicidio, la pérdida de confianza en uno mismo o en los demás, la disminución de la concentración y la memoria, la intranquilidad, los trastornos del sueño y la disminución del apetito y de la libido, entre otros.

Los síntomas cognitivos como los problemas de concentración, falta de atención, dificultad para encontrar las palabras, enlentecimiento mental y dificultad en la toma de decisiones son algunos de los síntomas persistentes más comúnmente referidos en la depresión, incluso en pacientes con criterios de respuesta al tratamiento o remisión. Además, los síntomas cognitivos se asocian a una peor evolución del paciente y a un aumento de la carga clínica y económica.

Conviene recordar que tristeza o melancolía no son sinónimos de depresión. Los períodos de tristeza o melancolía son inherentes a la experiencia humana. La tristeza es un sentimiento normal, pero puede llegar a ser patológica en función de su duración, intensidad y grado de interferencia en la conducta y la vida cotidiana de la persona.

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