El concepto anglosajón de marriage sabbatical – que podría traducirse como matrimonio sabático o año sabático marital en castellano – hace referencia a la decisión que toman algunas parejas de hacer una pausa temporal en su relación, sin llegar al divorcio, y sabiendo que pasado ese tiempo volverán a estar juntos.
La moda se ha extendido últimamente en Estados Unidos entre los consejeros matrimoniales, pero me queda la duda de si se trata de verdaderos psicólogos expertos en terapia de pareja y debidamente cualificados para hacer este tipo de terapia, o si por el contrario se trata de un grupo de intrusos que sin la debida formación se han puesto a trabajar en algo en lo que no deberían.
Y esto es así porque es cierto que la llamada separación terapéutica es una técnica derivada de la terapia cognitivo-conductual que se utiliza de manera relativamente frecuente en terapia de pareja pero, como todas las técnicas de intervención psicológica, ha de ser pautada por un profesional que haya hecho una adecuada evaluación del caso y que disponga de un conocimiento profundo y global acerca de los mecanismos de mantenimiento de los conflictos interpersonales, especialmente en el contexto de una relación de pareja y siempre como una técnica más de toda una intervención diseñada de manera individualizada al servicio de las necesidades de una pareja específica con su propia historia de vida.
Reflexionemos acerca de la moda del matrimonio sabático: ¿Qué es y qué supone en nuestra cultura y nuestra sociedad una «pausa temporal” en un matrimonio y hasta qué punto puede ayudarnos?
Desde enlaces punto de vista psicológico no concibo esta pausa marital si no es como el paso previo ante un divorcio que parece inminente. No significa que uno tenga 100% de la certeza de que el divorcio va a producirse, pero sí es cierto que cuando se llega a este punto la idea ya ha surgido, es la propia pareja quien la ha puesto sobre la mesa, y al menos uno de los dos lo ha contemplado ya en varias ocasiones como una opción más que probable.
Cierto es que el divorcio es una decisión tan drástica como difícil de tomar, y por ello un paso previo como este (hay muchos más este no es ni puede ser el único) puede ser una vía mas sencilla para explorar la vida por separado, sin la presión y los conflictos de la convivencia que, llegados a ese punto, es obvio que se ha deteriorado ya hasta ciertos límites importantes. Cualquier otra forma de interpretar el año sabático marital pausa en el matrimonio creo que es distorsionada y obedece a expectativas irreales.
Rompiendo una lanza en favor de su utilidad terapéutica, pautada en su debido momento y con las consignas adecuadas (para que la técnica sea eficaz son muchas y necesitan de un adecuado entrenamiento para ser seguidas al pie de la letra), la separación terapéutica sí puede ayudar a prevenir un divorcio cuando la presión que uno siente es tan grande que le ha conducido al bloqueo. Solo en esos casos puede ser de utilidad tomar algo de aire y de perspectiva para después reencauzar todo lo que sea necesario.
¡Pero para eso no hace falta que se trate de un año entero como la moda estadounidense dictamina! En un periodo de tiempo tan largo como un año ambos miembros de la pareja pueden elaborar perfectamente su pérdida y hasta cambiar de planes de vida… La separación terapéutica debe ser pautada durante un tiempo estipulado a juicio del profesional que la propone, y rara vez es recomendable que supere los 3 mees de duración.
Existen otras técnicas, desde la terapia de pareja, para solucionar conflictos, dinámicas viciadas y agravios acumulados sin tener que renunciar a la convivencia. Desde la terapia psicológica disponemos de múltiples técnicas que nos instruyen en distintos modos de aliviar tensiones y permitir a ambos miembros de la pareja el tiempo y el espacio suficientes para que puedan ordenar todas las ideas que sean necesarias y después tomar libremente sus propias decisiones.