Ya veremos si la extrema izquierda vuelve a manifestar o si en esta oportunidad, convenientemente, se estremecen con un ataque de sentido común.
En esta oportunidad no será un perro, sino 92.700 visones lo que serán sacrificados, pero no por ébola sino por coronavirus.
Así lo han ordenado las autoridades sanitarias de Aragón al detectar un brote de coronavirus que ha infectado a trabajadores de una granja, así como a estos animales.
Una muestra analítica ha dado la señal de alerta, determinando que la tasa de infección en la granja turolense de La Puebla de Valverde es de un 87%.
?Cuando murió Excalibur y gobernaba la derecha en televisión se pasaron horas y horas dándonos todos los detalles.
Pero hoy, con un gobierno socialcomunista, se decide matar a 92.700 visones infestados por el Covid en Aragón y todos callados como putas.
Que asco. ??
— Juanfran Escudero ?? (@JuanfraEscudero) July 16, 2020
Aunque todavía se trata de una hipótesis, la medida ha sido adoptada al creer que se puede tratar de contagio cruzado entre humanos y animales «o viceversa».
«Es una hipótesis, aunque no podemos aportar certezas», expresó el consejero aragonés de Agricultura y Medio Ambiente, Joaquín Olona.
Este ha insistido que «no hay motivo para generar alarma», pero sí un «elevado grado de incertidumbre en el que nos sitúa este virus» y por el que se ha decidido «una medida tan drástica».
«Tenemos que eliminar cualquier riesgo, porque a falta de certeza, no tenemos la seguridad de que no se vaya a producir una transmisión desde ese reservorio» del coronavirus en esa granja de visones, ha explicado el consejero aragonés de Agricultura.
Según informa el consejero de Agricultura, citado por ABC Aragón, el sacrificio de todos estos animales va a exigir un dispositivo especialmente complejo y delicado, partiendo de la envergadura de la infección y la necesidad de ser muy cuidadosos para que el sacrificio y la eliminación de esos 92.700 visones no conlleve un riesgo de contagio.
Olvidados de ‘Excálibur’
En plena crisis del ébola, en el otoño de 2014, con la única infectada española, Teresa Romero, ingresada en el hospital de Leganés y su marido, Javier Limón, en observación, una banda nutrida sobre todo por militantes de lo que después cristalizaría en Podemos, gente del ala más comunista del PSOE y supuestos defensores de los animales, se plantó en la puerta de la vivienda de ambos para tratar de evitar que la policía entrase y se llevase a ‘Excalibur’, el perro de la pareja, para acabar con su vida siguiendo la orden expresa de la Consejería de Sanidad de Madrid.
Ahora que gobierna el socialcomunismo, es muy poco probable que estas imágenes se vuelvan a ver, los extremistas se olvidaron de «Excálibur».