Bruselas analizará con los 27 y la industria si hace falta reforzar la seguridad

El comisario europeo de Salud y Protección al Consumo, John Dalli, se ha comprometido a «estudiar» con los Veintisiete y la industria si hace falta «reforzar más» la normativa comunitaria de 2001 que regula los niveles de dioxina en productos de alimentación animal como piensos, tras el último caso de dioxina registrado en miles de granjas en Alemania.

«Exploraré con nuestros socios europeos y las partes afectadas maneras para reforzar nuestro proceso de supervisión de las dioxinas en la alimentación animal», ha confirmado Dalli en un comunicado.

El comisario, que permanece en «contacto permanente» con las autoridades alemanas sobre la evolución de la situación, ha defendido sin embargo que tanto el sistema de alerta rápida comunitario como «los mecanismo de trazabilidad» a su juicio «han demostrado su eficacia» para detectar los casos.

«La gestión correcta del incidente con dioxina en Alemania es de máxima importancia para la Comisión y debe hacerse con urgencia y eficacia», ha subrayado el comisario, insistiendo en que la cooperación entre Bruselas y Berlín «es muy buena» en este caso.

Expertos sanitarios de los Veintisiete analizarán la situación los próximos 12 y 13 de enero cuando se reúna en el marco del Comité Permanente para la Cadena Alimentaria y la Seguridad Animal en Bruselas.

La Comisión confirmó este jueves que Alemania ha exportado recientemente dos lotes de huevos «producidos a partir de alimentos contaminados» con dioxina a Países Bajos, uno de los cuáles fue a su vez reexportado a Reino Unido, mezclado con otros productos para alimentación animal.

Todavía está a la espera de verificar «que no haya productos contaminados» exportados a otros países comunitarios, para lo que se están llevando a cabo los análisis pertinentes, ha explicado el portavoz de Salud de la Comisión, Frédérik Vincent.

Se cree que el origen de la contaminación está en una empresa distribuidora de aceites para producir piensos de animales en el estado de Schleswig-Holstein, donde ácidos grasos destinados al uso industrial fueron empleados en la alimentación animal.

4.700 GRANJAS AFECTADAS

El Ejecutivo alemán ya ha identificado las granjas afectadas y ha puesto en cuarentena alrededor de 4.700, la mayoría en Schleswig-Holstein. Alemania ha paralizado la producción en estas granjas y ha prohibido exportar sus productos a otros países, además de haber sacrificado a miles de gallinas para contener la contaminación.

Bruselas ha recordado que los huevos exportados no son para consumo humano sino para alimentación animal, a partir de su mezcla con otros productos y que los primeros análisis en Alemania sólo constatan rastros de dioxina «tres o cuatro veces» superiores a lo permitido, no constituyen «un peligro para la salud».

Los niveles de contaminación de dioxina observados en los primeros análisis en Alemania se sitúan entre 12 y 16 pictogramas por gramos de grasa, insuficiente a juicio del Ejecutivo comunitario para plantear un riesgo para la salud.

El portavoz ha recordado que cuando se detectaron los primeros casos de contaminación con dioxina en productos de alimentación animal en Bélgica en 1999, los niveles eran «100 veces» superiores a los permitidos.

(EUROPA PRESS INTERNACIONAL)

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