Investigadores del Centro Vasco sobre Cognición, Cerebro y Lenguaje (BCBL, en sus siglas en inglés) han demostrado que el color es uno de los criterios utilizados por el cerebro para almacenar datos sobre objetos, al haber comprobado que cuando pensamos en un objeto, el cerebro da más importancia al color si éste fue el foco de atención en una actividad anterior.
De hecho, y según publica en su último número la revista ‘Psychological Science’, el significado del color varía en función de las últimas acciones ejecutadas.
Ya se sabía que el cerebro organiza objetos en función de su forma, función o, incluso, de su método de manipulación manual. Pero hasta ahora los científicos no habían logrado demostrar que el color es un factor relevante para el almacenamiento de datos de objetos en el cerebro.
La investigación, realizada en colaboración con la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos), explica que esta dependencia del contexto aclara por qué hasta ahora ha sido tan difícil demostrar que el color sí influye en la organización conceptual del cerebro.
Las conclusiones han arrojado luz sobre la gestión de la información en el cerebro y sobre el hecho de que esta gestión varíe de un cerebro a otro. En el futuro, este estudio será de gran utilidad para comprender cómo deteriora el conocimiento con la edad o si existen daños cerebrales.
«El estudio demuestra que, tras realizar una acción en la que el color es un criterio relevante, el cerebro confiere en lo que hagamos inmediatamente después más importancia al color», ha explicado Eiling Yee, del BCBL, en declaraciones al Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC).
En otras palabras, «si una persona acaba de estar pensando de qué color pintar el salón e inmediatamente después piensa en limones, el tono amarillo de los mismos tendrá una mayor importancia en torno al concepto «limón» que si hubiese estado probando el sabor de una salsa, en cuyo caso el amargor ganaría relevancia», asegura.
Los autores diseñaron un experimento con 120 participantes a los que se sometió a un test de comportamiento. La mitad de los participantes ejecutó en primer lugar una acción que condicionaba al cerebro a concentrarse en el color y, después, fueron sometidos a una prueba para comprobar si la lectura de la palabra «canario» les ayudaba a reconocer el significado de otras palabras referentes a objetos del mismo color, como «limón».
La otra mitad no ejecutó la acción condicionante hasta más tarde. Yee y su equipo dedujeron que las palabras referentes a objetos del mismo color se «activan» entre sí únicamente si el cerebro se ha concentrado previamente en el color.
‘LIMÓN’ Y ‘CANARIO’, CONCEPTOS SOLAPADOS
Los resultados del experimento demuestran, por tanto, que el color desempeña un papel importante en el sistema de organización de conceptos en el cerebro. Según Yee, conceptos como «limón» y «canario» se solapan en el cerebro.
Para la investigadora, la parte más interesante del experimento fue demostrar que los conceptos de objetos en el cerebro varían en función del contexto.
«Nuestro cerebro tiende a acercar conceptos como ‘limón’ y ‘canario’ con más facilidad si antes hemos prestado atención al color. Esto demuestra que las representaciones cerebrales de los objetos que nos rodean son moldeables».
De hecho, Yee ha afirmado que existen diferencias individuales a la hora de conceptualizar el color. Esto podría deberse a que hay personas que presentan una mayor tendencia que otras a fijarse en el color de las cosas, por lo que el color es una característica más presente en el cerebro de estas personas que en el de otras a la hora de organizar conceptos, según ha sugerido.