Durante la pandemia, se reportaron 18.500 muertes confirmadas en laboratorio por el virus H1N1 en todo el mundo, entre abril de 2009 y agosto de 2010. Sin embargo, como regla general, el número de muertes de gripe confirmadas por laboratorio suele ser significativamente menor que el número de muertes por gripe que realmente ocurren. Una nueva investigación indica que el número de personas que realmente murieron como consecuencia de haber contraído la gripe H1N1 fue de entre 151.700 y 575.400 personas durante el primer año.
Los resultados sugieren que el 80 por ciento de las muertes ocurrieron en personas menores de 65 años, a diferencia del virus de la gripe estacional donde la mayoría de las muertes se producen entre los ancianos. Debido a que la pandemia de 2009 afectó a poblaciones más jóvenes que mayores, la carga global en términos de años de vida perdidos fue mayor durante la pandemia de lo que habría sido por una temporada típica de gripe. Además, el estudio sugiere que el 59 por ciento de las muertes pudieron haber ocurrido en el sureste de Asia y África, continentes que albergan al 38 por ciento de la población mundial.
Según la autora principal, la doctora Fatimah S. Dawud de Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) del gobierno de EEUU, «el estudio resalta el significativo coste humano de una pandemia de gripe. Esperamos que este trabajo pueda ser utilizado no sólo para mejorar los modelos de carga de la enfermedad de la gripe a nivel mundial, sino para mejorar la respuesta de las autoridades de salud pública durante las futuras pandemias en partes del mundo que sufren más muertes, y también para aumentar la conciencia del público sobre la importancia de la prevención de la influenza».
Para llegar a sus estimaciones, un equipo internacional de investigadores desarrolló un nuevo modelo que utiliza datos específicos de la gripe de 12 países con bajos, medianos, y altos ingresos. Los autores tenían la hipótesis de que el riesgo de muerte por gripe es mayor en unos países que en otros, y utilizaron datos de la OMS sobre mortalidad causada por enfermedades del tracto respiratorio en los distintos países para dar cuenta de estas diferencias.
Las nuevas estimaciones de muertes por gripe se basan sólo en datos de países que contienen información sobre el número de personas que desarrollaron síntomas de la gripe, así como el número de muertes entre los casos de gripe durante la pandemia H1N1 de 2009. Sin embargo, las deficiencias en la disponibilidad de datos de alta calidad para la mayoría de los países afectados por la pandemia pueden afectar a la exactitud de las nuevas estimaciones. Los autores señalan que la falta de datos es particularmente pronunciada en los países de bajos y medianos ingresos.
Según los autores, «hay que continuar con los esfuerzos para fortalecer la vigilancia de la gripe en todo el mundo, en particular de la gripe asociada a la mortalidad. Estos datos son necesarios tanto para orientar las estrategias de prevención de la gripe estacional como para la construcción de sistemas de vigilancia de la gripe. También, para proporcionar datos mejores, más oportunos y representativos a nivel mundial para la gripe asociada a la mortalidad que puedan utilizarse durante una futura pandemia».