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Lejano queda el día que pueda extrapolarse a humanos, pero resulta prometedor el resultado de la combinación de buprenorfina y naltrexonacon en ratas a las que previamente se les había hecho adictas a la cocaína. La buprenorfina es un sustitutivo de la heroína; la naltrexona se utiliza para combatir el tabaquismo y el alcoholismo.
El trabajo —Combination of Buprenorphine and Naltrexone Blocks Compulsive Cocaine Intake in Rodents Without Producing Dependence— firmado por los investigadores Sunmee Wee, Leandro F. Vendruscolo, Kaushik K. Misra, Joel E. Schlosburg y George F. Koob lo publica la revista Science Translational Medicine.
Los autores inciden en que el objetivo era controlar el comportamiento compulsivo que se asocia con la cocaína, en lugar del más tradicional de buscar que el adicto sufra rechazo o malestar cuando toma la droga.
Los medicamentos usados actúan en la clave de las adicciones: el circuito de recompensa del cerebro. Con las drogas, este se estimula. Así empieza la adicción: a más placer, más ganas de repetir. No de una manera consciente. Es que el cerebro pide más, y cuando no lo consigue envía señales de desazón. Así es como empieza el enganche.
El éxito, resumen los investigadores, es que esta combinación de fármacos no produce dependencia.