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La asertividad desde la infancia: aprendiendo a relacionarnos

La asertividad desde la infancia: aprendiendo a relacionarnos
Bebé, niño, ser humano. NG

En nuestro anterior post sobre Acoso Escolar hablábamos de enseñar a los niños asertividad como prevención del mismo, pero ¿qué es eso de la asertividad?

Podríamos definir la asertividad como una estrategia o tipo de comunicación en el cual la persona manifiesta sus deseos y defiende sus derechos sin agredir ni someter a otros.

Desde este punto de vista, hablaríamos de tres tipos de personas según sus estrategias comunicativas:

  • Pasivo: Aquella persona que permite que otros tomen decisiones por él, ya sea por evitar el conflicto o por miedo a que sus opiniones sean rechazadas. Normalmente son personas con muy baja autoestima que creen que lo que hacen y piensan es erróneo.
  • Agresivo: Aquella persona que impone su voluntad a los demás, sin importarle qué opinen ni sientan los otros. Suelen ser personas que no admiten sus propios errores y que, por lo general, carecen de empatía.
  • Asertivo: Aquella persona que expresa sus deseos y defiende sus derechos, pero procurando no hacer daño a los otros. Suelen ser personas empáticas y con buena autoestima.

En términos generales podemos explicar de esta manera qué es la asertividad, pero la realidad es un poco más compleja, pues si bien tenemos una tendencia general a actuar dentro de uno de estos estilos, hay situaciones o personas con las que somos diferentes.

Esto se debe a que la asertividad es un continuo: en uno de sus extremos tenemos la pasividad, en el otro la agresividad, y dentro de ese continuo nos situamos cada uno en función de cada situación o de con qué personas estemos interactuando.

Por ejemplo, un niño normalmente actuará de manera más pasiva con sus padres y profesores, mientras que puede ser más asertivo o agresivo con sus amigos. Del mismo modo, un adulto suele ser más pasivo con su jefe o más asertivo con su pareja. Con el paso del tiempo y de las interacciones estos términos pueden variar.

Si relacionamos estos tipos de comunicación con lo que ya hemos visto sobre el acoso escolar, podemos encontrar una alta correlación entre víctimas y personas más pasivas, y entre acosadores y personas más agresivas.

La mejor manera de prevenir el acoso escolar, desde la práctica de la asertividad, es enseñar a los niños a defender sus derechos y expresar sus deseos, sin menospreciar ni agredir a otros, saber expresar una crítica de manera constructiva, recibir una crítica y discernir si es certera o no, admitir errores y aprender de ellos, buscar puntos comunes en una discusión, respetar opiniones diferentes, etc.

Todos estos puntos son habilidades sociales en las que se usa la asertividad y que nos servirán para toda la vida.

Judith Fernández Falcón – Psicóloga Colegiada M-24873

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