El 'sucio' experimento de la periodista Concetta Smith

Ducha: Esto es lo que pasa si dejas dos semanas de usar jabón y champú

Lo más gracioso de la experiencia es que ahorras

El jabón fue inventado hace unos 5000 años en la antigua Babilonia, donde se mezclaban ceniza y aceites para crear una sustancia de limpieza.

Los antiguos egipcios, griegos y romanos también usaban jabón para limpiarse.

El jabón se popularizó en Europa durante la Edad Media, y se fabricaba principalmente a partir de grasa animal y ceniza.

A medida que avanzaba la tecnología, se desarrollaron procesos para fabricar jabón a gran escala utilizando grasas vegetales y químicos sintéticos.

Hoy en día, existen muchos tipos diferentes de jabones, incluyendo jabones líquidos, en barra y en polvo, y muchos contienen ingredientes adicionales como fragancias y humectantes para cuidar la piel.

EN CONTRA Y CON MOTIVO

Para la periodista de Men’s Health Concetta Smith, el hábito de lavarse con jabón «crea un desequilibrio en la piel, lo que causa que el exterior se sienta apretado y seco después de bañarse».

Asegura que esto interrumpe el proceso de adaptación de la epidermis (la capa externa de la piel) al entorno, algo estudiado científicamente durante mucho tiempo.

Cuando le comenté la idea a mis amigos, se sorprendieron. Tal vez, el verano no sea el mejor momento para no lavarse con jabón.

El calor y la humedad convierten a uno en un caldo de cultivo perfecto para la suciedad. Pero me pregunté si solo con agua sería suficiente.

El desafío cobró mayor incógnita por las altas temperaturas diarias.

¿Qué sucedió finalmente? Tras catorce días duchándose sin utilizar ningún limpiador corporal, Smith destacó cuatro conclusiones.

Primero, la capacidad de adaptarse a baños con agua caliente, aun a pesar de la época estival.

Contó que en el inicio lo más difícil fue recordar constantemente que no debía buscar el jabón cuando volvía al hoga empapada de una masa pegajosa de sudor y protector solar.

Me apetecía una ducha fría, pero en lugar de eso accioné el calor, ya que el agua caliente era mi única opción para combatir la suciedad. Después de unos días de seguir esta rutina comencé a esperar mis duchas llenas de vapor. Y pronto me deleitaba con la atmósfera de sauna que mi baño había desarrollado.

La segunda diferencia que percibió fue sentir la piel más sana:

Una semana después, mi piel se transformó de una capa seca a una con un resplandor suave y cremoso.

Citando a la especialista Anderson, explicó que los jabones deshidratan la dermis al eliminar los aceites de la piel, lo que no se produce al bañarse solo con agua.

Dijo que su piel era más saludable sin el uso de productos químicos ásperos típicamente encontrados en productos de limpieza.

Otra derivación -mucho más lógica- fue que ahorró más tiempo y dinero al abandonar los productos de aseo adicionales, como cremas hidratantes, lociones y exfoliantes.

No los necesitaba, ya que no me estaba deshaciendo de los aceites naturales con solventes irritantes. Mi piel no requería tanta atención.

Por último, se refirió al tema del olor que emanó su cuerpo. Salvo por la inseguridad que se le presentó antes de acudir a una entrevista de trabajo, llevó las dos semanas sin mayores problemas.

Resulta que bañarse con agua es suficiente para eliminar los malos olores. Con todos los aromas y perfumes de los limpiadores, descubrí que el jabón no desodoriza realmente. Simplemente añade una suave capa superior de fragancia, que se evapora en pocas horas, de todos modos.

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