Imagina llevar una vida normal, común y corriente como hijo único, sin nadie más que tu madre y padre; y de repente, un día, así de la nada, aparecen dos hermanos idénticos a ti, dos personas que no tenías ni la más remota idea que existían.
Este fue el caso de Robert Shafran, Eddy Galland y David Kellman, quienes pasaron 19 años de sus vidas sin saber que eran trillizos, según recoge Infobae.
Fueron separados al nacer y adoptados por familias distintas, sin saber de la existencia del uno y el otro. Pero la verdad afloró, aunque de manera siniestra.
Shafran, Galland y Kellman fueron adoptados en 1961. Cada uno fue monitoreado desde su nacimiento como parte de un experimento del doctor Peter Neubauer, un psicoanalista de origen austríaco del Manhattan Child Development Centre en Nueva York.
El objetivo del estudio era ver hasta qué punto influía en la naturaleza de los niños el entorno socioeconómico y la educación. Los padres adoptivos visitaban al investigador mensualmente para ver el progreso de los niños.
Fuente: Infobae/Leer más
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