Claves de la revolución clínica

¿Qué sabemos del envejecimiento?

Lo realmente revolucionario ha sido el cambio de enfoque: entender que el envejecimiento es una enfermedad en sí misma

Los últimos avances científicos están abriendo el camino a que realmente podamos luchar contra el efecto del paso del tiempo en nuestros cuerpos.

Esto lo cuenta pormenorizadamente el doctor Iván Moreno, miembro del equipo médico de Neolife, en un reciente artículo.

El doctor Moreno da cuenta importantes estudio en marcha sobre la viabilidad de fármacos contra el envejecimiento y moléculas que alargan los telómeros, básicos para la comprensión del envejecimiento celular.

Además, este especialista explica el proceso que ha llevado a la medicina a tratar el envejecimiento desde una perspectiva meramente estética a algo más clínico.

El concepto de medicina antiaging de los años 90 estaba basado fundamentalmente en los avances en tratamiento estético. (…) Pero la mejoría externa no evitaba la dura realidad: envejecemos a velocidad de 60 minutos por hora. Habíamos conseguido una sonrisa más bonita, una piel más tersa y brillante y una mejor melena, pero nos debilitaba la misma falta de energía y masa muscular, los mismos dolores articulares y problemas de memoria.

Las múltiples enfermedades que deterioran nuestra calidad de vida seguían apareciendo.

Aquella primera concepción del antienvejecimiento empañó el concepto mismo, de tal forma que durante años “hemos recibido los avances en la medicina preventiva con mucho escepticismo” añade Moreno.

Lo realmente revolucionario ha sido el cambio de enfoque: entender que el envejecimiento es una enfermedad en sí misma, y que muchas de las que conocemos ahora como “enfermedades” (aterosclerosis, demencia, artrosis…) no son más que sus consecuencias.

El salto cualitativo

Una vez conocidos los mecanismos del envejecimiento, se han identificado numerosas dianas terapéuticas sobre las que se están investigando fármacos e intervenciones que nos permitan ralentizar, detener o, incluso, revertir el envejecimiento.

En los últimos 20 años se han hecho grandes avances en este conocimiento y ya se han descrito multitud de intervenciones que han mostrado aumentar la longevidad o la esperanza de vida saludable en animales de laboratorio y, de forma aún inicial, también en humanos.

Se avecina una revolución no ya científica (que ya lleva tiempo siendo), sino clínica, que cambiará para siempre la relación de los médicos con los pacientes, que nos hará cambiar el prisma para trabajar desde la salud hacia la optimización y no desde la enfermedad hacia el remedio.

El doctor Ricardo Ruiz, director de la Clínica Dermatológica Internacional, lo contaba de esta manera durante su intervención en el I Congreso Internacional de Criopreservación y Longevidad.

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