onde un especialista humano tarda unos 10 minutos en emitir su informe, con la Inteligencia Artificial se tarda unos segundos
La simbiosis entre tecnología del siglo XXI y medicina es el camino que esta disciplina lleva ya años recorriendo hacia la singularidad. Los algoritmos se convierten así en armas muy potentes de diagnóstico de enfermedades.
En esta singladura digital la empresa china Yitu, dirigida por Zhu Long es una de las pioneras en análisis de pruebas médicas visuales. Donde un especialista humano tarda unos 10 minutos en emitir su informe, con la Inteligencia Artificial (IA) se tarda unos segundos en producir un archivo con toda la información.
Por ejemplo, en el caso de un tumor, el programa denominado AlCare detecta y señala todos los parámetros de un informe médico, como la ubicación, tamaño, etcétera.
Estos avances hacia la singularidad médica los cuenta Zigor Aldama en un artículo publicado en el suplemento Retina de El País donde glosa las innovaciones en las que trabaja la empresa de Zhu Long.
“Los médicos que participan en el programa piloto han verificado que el 90% de los resultados de nuestro algoritmo son correctos. Hemos alcanzado una precisión del 97% en el diagnóstico de enfermedades como el exantema vírico de manos, pies y boca, la bronquitis, la amigdalitis, o la nasofaringitis aguda”, añade con orgullo el consejero delegado de Yitu.
“El sistema bucea en millones de historiales médicos y pruebas de todo tipo para llegar a un resultado”.
Arma de doble filo
En su artículo, Aldama no pasa de puntillas sobre los temores que despierta en muchas personas el ascenso de la robótica y trata la cuestión directamente con el director de Yitu.
Zhu tiene claro que en el futuro la mayor parte de los trabajos serán realizados por máquinas.
“Pero no hay que confundir la robótica, que se empleará en los trabajos mecánicos, con la inteligencia artificial, que supone un reto para los empleos cualificados”. Por ejemplo, los propios médicos pueden verse en peligro si los algoritmos demuestran ser más fiables que ellos. “En un futuro más cercano de lo que creemos, la inteligencia artificial hará que no necesitemos estudiar idiomas o aprender a conducir. Y los avances que propiciará en la sanidad nos permitirán vivir 120 años. Podremos incluso copiar y transferir nuestra memoria”.
En este sentido, Javier Cabo, director científico de la Fundación Vidaplus, da cuenta de esta nueva realidad que vive la medicina en su camino hacia la singularidad.