El diseño pequeño y aerodinámico, claves del éxito

Longevidad: El corazón artificial podría reemplazar para siempre a uno humano que falla

Kaul y su equipo probaron un prototipo en vacas y no notaron ningún problema o efecto secundario

El caballo de batalla de los investigadores en cirugía cardiovascular es, desde hace varias décadas, fabricar un corazón artificial que pueda implantarse de manera permanente.

Un corazón que aguante el paso del tiempo sin romperse o causar infecciones o coágulos de sangre. Ahora parece que están más cerca que nunca de lograrlo.

Según publica la revista del MIT, Sanjiv Kaul y su equipo de la Universidad de Ciencias y Salud de Oregón están desarrollando un corazón artificial con un diseño extremadamente simple: contiene una única pieza móvil sin válvulas. Creen que podría ser el primer dispositivo para el resto de la vida de una persona.

Originalmente diseñado por Richard Wampler, el corazón artificial de OHSU crea un flujo sanguíneo que imita un pulso natural. Reemplaza las dos cámaras inferiores del corazón humano, los ventrículos, con un tubo de titanio que contiene una varilla hueca que se mueve hacia adelante y hacia atrás. Este movimiento hacia adelante y hacia atrás empuja la sangre a los pulmones para que pueda extraer oxígeno y luego mover la sangre oxigenada por el resto del cuerpo.

Hasta ahora, el corazón artificial está destinado a ser una solución temporal mientras los pacientes esperan un trasplante de corazón. Requiere que las personas lleven un compresor de aire externo en una mochila que bombea el corazón artificial implantado desde el exterior.

Según la publicación mencionada, Kaul y su equipo probaron un prototipo de su corazón artificial en vacas y no notaron ningún problema o efecto secundario. Así que, planean probar una versión más pequeña, lo suficientemente pequeña como para caber en niños de hasta 10 años, en ovejas durante aproximadamente tres meses.

«Si funciona durante tanto tiempo, creemos que podremos ponerlo en personas».

En España, el doctor Javier Cabo, director científico de la Fundación Vidaplus, es uno de los mayores expertos en este tipo de tecnología. La situación actual de la misma la explicó, junto con otros avances importantes en Medicina, en el I Congreso Internacional de Longevidad y Criopreservación.

 

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