Aunque conceptualmente son similares a los trasplantes de corazón, pulmón y riñón, los trasplantes de mano presentan desafíos excepcionales. Cuando una persona pierde una mano, los nervios que controlan la sensación y el movimiento se cortan, lo que provoca una pérdida de la estimulación en las áreas sensoriales y de movimiento del cerebro, haciendo que reorganicen sus funciones.
Según cuenta Jhoanell Angulo en el portal Teccrispy.com,
Poder determinar que estos cambios de reorganización funcional sean reversibles en el cerebro adulto es un atributo de gran relevancia para la neurorrehabilitación.
En este contexto, relata el periodista, un grupo de científicos realizó un estudio que muestra que las regiones cerebrales de mayor nivel pueden compensar los cambios de reorganización en las áreas del cerebro responsables de la sensación y el movimiento de la mano.
Para que un procedimiento de trasplante de mano sea exitoso, el cerebro que se ha reorganizado después del trauma, debe volver a aprender cómo sentir y controlar los movimientos voluntarios de la nueva mano.