Poner al bebé boca abajo estimula su motricidad y cognitividad

Poner al bebé boca abajo estimula su motricidad y cognitividad
. Europa Press

La posición de los bebés boca abajo estimula su motricidad, así como su cognitividad, según un estudio pionero realizado a 132 niños en el Hospital Universitario Materno Infantil de Canarias.

En dicho estudio, presentado por el fisioterapeuta y profesor titular de la Facultad de Ciencias de la Salud de Las Palmas de Gran Canaria, José Luis Pérez Machado, se ha podido concluir que las diferencia «es notoria» entre los bebés a los que se estimulan desde sus pocas semanas poniéndolos boca abajo y a los que no.

Al respecto, Pérez Machado explicó en declaraciones a Europa Press, que el análisis se realizó entre dos grupos diferenciados, uno experimental y otro de control.

De esta forma, se estableció un grupo de 35 bebés que recibieron estimulación, mientras que los 97 restantes no. En esta agrupación de 97 niños existían grupos diferenciados, según los meses de vida.

En cuanto a los instrumentos de medición que se emplearon, se centraron en la Alberta Infant Motor Scale (AIMS), una tabla de valoración de la ‘motilidad gruesa’, y un cuestionario a los padres para obtener información de algunas de las rutinas más comunes del bebé, tales como hábitos posturales para dormir, y cuando está despierto la forma de alimentación y conducta, entre otras.

La intervención consistió en visitas a domicilio regulares al grupo que recibía estímulos apropiados durante el periodo de investigación, que comprendió el periodo entre la captación hasta los 9 meses de los bebés, educando a los padres sobre los beneficios de la postura de tenerlos despiertos boca abajo y en estimulación motora del bebé apropiada a su edad cronológica.

Respecto a la evaluación de los niños de los dos grupos, se realizaban en sus domicilios a los 3, 6 y 9 meses. En este análisis se encontraron «significativas» diferencias entre los grupos, tanto en las puntuaciones directas de la tabla AIMS como en las cifras de los baremos porcentuales fijados.

Se analizaron como indicadores de cada periodo el ‘sostén cefálico’ (sostener la cabeza al estar boca abajo) a los 3 meses, el volteo a los 6 y el gateo a los 9 meses, por la importancia que tienen como logros motores de cada etapa.

Los resultados fueron «significativos», ya que indicaban que mientras a los 3 meses los 35 bebés que recibían estímulos consiguieron el sostén cefálico, de los que no lo recibían, sólo 8 de 32 lo lograron.

Así, a los 6 meses, los que recibían estímulos lograron todos dicho sostén cefálico, mientras que en el grupo de los que no contaban con la estimulación lo consiguieron 21 de 31.

Posteriormente, en la fase de gateo, a los 9 meses, entre los que se ejercitaban, gatearon 31 de los 35 y, entre los que no fueron estimulados, sólo 8 de 34. Al respecto, Pérez Machado afirmó que la postura boca abajo «puede ser una de las razones» de que unos bebés gateen más que otros.

RETRASOS MOTORES

Pérez Machado señaló que las causas que les llevó a realizar el estudio era porque observaron que había niños con «pequeños retrasos en motores que no tienen ningún fin neurológico».

Agregó que llamaba la atención que bebés «completamente normales» tenían «pequeños retrasos motores, un aumento importante de plagiocefalias posicionales (la cabeza del niño echada para atrás) y un aumento importante de la tortícolis». Y, finalmente, observaron que los niños «pasan excesivo tiempo» boca arriba.

BOCA ABAJO Y BOCA ARRIBA

Por otro lado, cuestionado por qué a veces se dice que los niños no pueden estar boca abajo, el fisioterapeuta se remitió a la campaña de la Academia de Pediatría Americana iniciada en 1992, y a la que posteriormente España se unió en el 2002 con el lema ‘Pon a dormir al niño boca arriba’.

«Una cosa es que los niños duerman boca arriba, a que los niños estén todo el tiempo boca arriba. Nosotros creemos y defendemos las dos cosas, primero defendemos que los niños deben dormir boca arriba pero los niños cuando están despiertos y vigilados, progresivamente, deben pasar más tiempo boca abajo», subrayó.

En este sentido, indicó que boca abajo el niño fortalece la espalda o el cuello; además para poder sostener la cabeza con respecto a la gravedad, «hay que pensar que la cabeza del niño pesa casi un tercio del resto del cuerpo», cuanto «antes se ponga, antes va a aprender el niño a levantar la cabeza».

Agregó que a ello hay que unir que cuando mantiene la cabeza boca abajo desde el punto de vista cognitivo le «da la ventaja porque él puede integrarse mucho mejor en el entorno», ya que para ver qué hay a su alrededor tiene que levantarla.

Respecto al tiempo al que hay que tener al niño boca abajo, indicó que debe hacerse «progresivamente». Añadió que «lo ideal» es empezar a las 3 o 4 semanas de vida e ir progresivamente hasta intentar a los 3 meses que el niño pase tres tercios del tiempo que está despierto, entre una hora y dos horas, boca abajo, pero dividido en periodos pequeños.

«Hay que empezar muy poquito a poco. Aprovechar la rutina diaria, cuando al niño se le están cambiando el pañal ponerlo un poquito boca abajo; cuando se le va a bañar otro ratito boca abajo. Aprovechar estos momentos, también para que los padres no se agobien, el niño poquito a poco se va acostumbrando, y jugar con él en esa posición. Poner la cara a la altura de la cabeza de él, entonces hablarle y el niño levanta la cabecita», dijo.

Finalmente, señaló que hay que hacer que los padres se conviertan en «miembros activos, que ellos mismo sean los que estimulen» en casa al bebé porque «es importante que los padres sean protagonistas del desarrollo de sus hijos y que sea todo como un juego».

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