Su enfermedad se da en uno de cada 600.000 nacimientos

Fallece la “niña-sirena” a los diez años

Shiloh Pepin tenía un solo riñón, carecía de órganos genitales y colon

Shiloh no pudo someterse a cirujía puesto que los vasos sanguíneos cruzaban sus extremidades inferiores.

Shiloh Pepin desafió todas las leyes científicas desde el mismo día de su nacimiento. Los médicos no le daban más que unas semanas de vida. Sus padres se hicieron a la idea de que tendrían poco tiempo para disfrutar de ella. Pero Shiloh, una ‘niña sirena’, se empeñó en contradecirles. Sobrepasando cualquier pronóstico, su alegría ha durado una década. Pero tras una semana hospitalizada en estado ‘crítico’, la pequeña ha fallecido en el Centro Médico Maine (Portland, EEUU).

La niña nació con una rara malformación congénita llamada sirenomelía, aunque dado que su característica más llamativa es la unión de las extremidades inferiores, popularmente se conoce a estos pacientes como ‘niñas sirenas’. Esta condición produce una alteración del desarrollo vascular y, además de nacer con las piernas juntas, conlleva anomalías genitales y gastrointestinales. De hecho, Shiloh funcionaba sólo con un riñón -tras someterse a dos trasplantes-, carecía de órganos genitales y de colon.

Las posibilidades de sobrevivir a este síndrome son escasas. En la actualidad, tan sólo otras dos niñas lo han conseguido y ambas se han sometido a una operación para separarse las piernas. Pero la cirugía no era posible en el caso de Shiloh, ya que los vasos sanguíneos cruzaban de lado a lado las extremidades inferiores y no había manera de intervenir sin seccionarlos.

CONTRA TODO PRONÓSTICO

Sin embargo, sus ganas de vivir pudieron más que todas las dificultades y su caso se convirtió en un ejemplo para muchos. Su historia llamó la atención de los medios y ella disfrutó sintiéndose el centro de atención. Su último minuto de fama fue, ni más ni menos, que en el programa de la todopoderosa Ophra Winfrey.

Quienes la trataron destacan que era muy cariñosa y que le gustaba dibujar, cantar y estar con la gente. También era buena estudiante y acudía con normalidad al colegio en su ciudad natal, Kennebunkport.

Pero el milagro ha acabado a los 10 años. Finalmente, la sirenomelía que padecía -trastorno que se produce en uno de cada 60.000 nacimientos- ha ganado la partida.(Agencias)

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