Para conseguir una mayor efectividad de la unidad es fundamental la educación del paciente, al que se hace entrega de una carpeta de fácil manejo para que archive ahí su historial y documentación
Resulta escandaloso que en un país como Estados Unidos, que es el paradigma del modernismo, de las libertades, del dinero a gran escala y de la democracia bien entendida, treinta y seis millones de ciudadanos (¡36.000.000! que se dice bien) no dispongan de un servicio médico gratuito.
De una Seguridad Social Universal como la que disfrutamos los españoles, que atiende por igual a ricos que a pobres.
Algo de lo que deberíamos sentirnos orgullosos por más que a veces la gente se desespere por las largas listas de espera, por la falta de especialistas o por la masificación de los servicios de urgencias de los grandes hospitales.
No sé si Obama conseguirá finalmente sortear todas las trabas que le ponen los republicanos a su ley sanitaria, pero ojalá lo consiga, ya que lo que está en juego es la buena salud de los norteamericanos, la de quienes no tienen para pagarse un seguro que les cubra no un simple catarro, una operación de próstata.
De ahí que yo invitaría a los congresistas de ese país a darse una vuelta por cualquiera de los hospitales españoles.
Y si me apuran, por el Ramón y Cajal de Madrid, donde se ha puesto en marcha la Unidad de Insuficiencia Cardiaca y Riesgo Vascular del Anciano, que dirige el doctor el doctor Luis Manzano, y que cuenta con un gran equipo de médicos y enfermeras, cuya misión es la atención continuada e integral de pacientes mayores de 65 años, con IC.
Que es la patología más diagnosticada entre los pacientes mayores de 70 años y la primera causa de hospitalización en esa edad.
Para lo cuál el personal sanitario de la UICARV ha desarrollado un programa de coordinación con atención primaria y con los servicios de urgencia del hospital para que la nueva unidad se implique en el seguimiento del paciente, independientemente del entorno asistencial de donde este se encuentre.
El incremento del envejecimiento de la población hace necesaria, según el doctor Manzano, la creación de modelos asistenciales que ofrezcan una atención continuada e integral del paciente.
Los resultados no se han hecho esperar, son tan alentadores, tanto para los pacientes como para los especialistas, que se estima que con esta unidad se podrán evitar anualmente unos 200 ingresos hospitalarios.
Para conseguir una mayor efectividad de la unidad es fundamental la educación del paciente, al que se hace entrega de una carpeta de fácil manejo para que archive ahí su historial y documentación: citaciones, tratamientos, informes, monitorización de tensión y pulso, pruebas diagnósticas y los teléfonos para que el usuario pueda contactar directamente con la unidad, con lo que se consigue una mayor eficacia y rapidez.
Son varios los hospitales que cuentan con esta Unidad de Insuficiencia Cardiaca y Riesgo Vascular del Anciano, pero hay que intentar que llegue a todos, pero sobre todo que los consejeros de las autonomías les doten de los medios económicos, técnicos y humanos, necesarios con el fin de que no caigan en el olvido y puedan seguir trabajando al ritmo que lo hacen ahora y con la misma eficacia. Nuestros mayores nos lo agradecerán.