Una joven de 30 años murió días después de recibir la dosis

La muerte de una joven activa las alarmas sobre la vacuna de la gripe A

La familia no sabe la causa de su muerte porque no se hizo un parte

La Asociación El Defensor del Paciente, que dirige Carmen Flores, se ha puesto en contacto con el Fiscal jefe de Andalucía, Jesús García Calderón, para documentarle el caso de un fallecimiento que puede estar relacionado con la vacuna contra la gripe A.

El fiscal ha recibido la carta remitida por la madre de una persona de 30 años afectada por una distrofia muscular a la que como paciente de riesgo le prescribieron una vacuna contra la gripe A y falleció al poco después «con unos efectos adversos inmediatos hasta llegar a la muerte», según relata Flores, que manifiesta:

El relato es lo suficientemente importante como para pedir su intervención, máxime, cuando la familia desconoce porqué falleció, no solo no les han dado ninguna clase de información, solo saben que fue ponerle la vacuna y fallecer con una reacción ‘normal’ como la única explicación que les han ofrecido.

No hay parte de defunción, ni se le ha realizado autopsia. Cuando algo así sucede es lo normal o ¿están muy seguros de lo ocurrido?, (…) todo lo acontecido nos parece una presunta irresponsabilidad para tapar no se sabe qué. Sr. Fiscal venimos observando la vacuna tiene unos efectos devastadores en los pacientes sobre todo en aquellos con patologías (curioso Sr. Fiscal) porque es a quien de manera obligatoria hay que vacunar según las instituciones sanitarias. (…)

Rogamos se tome muy en cuenta este caso para poder esclarecer y depurar responsabilidades, primero de la Administración, después de todos aquellos que han faltado a la obligación inexcusable de informar a unos padres y hermanos hundidos por lo ocurrido. Por todo lo expresado les solicitamos investigación de oficio en este y depuración de responsabilidades de los laboratorios y de la propia Administración.

CARTA DE SU MADRE

Relato de lo que le ocurrió a la joven, Laura, firmado por la madre de la joven:

El día 29 de noviembre de 2009, Laura celebró su cumpleaños por todo lo alto, ahora estaba mejor que nunca, muy bien y muy contenta. El martes 24 de noviembre vino por la mañana, sobre las 12:00 horas, la enfermera del consultorio con la vacuna de la gripe A para inyectársela, yo su madre le dije a la enfermera ¿por qué no esperas a la semana que viene que va a celebrar una fiesta con sus enfermeras y amigas el sábado? y me contestó: ya la traigo preparada para ponérsela.

Se la inyectó y al poco tiempo Laura empezó a sentir mucho sueño y le salía espuma por la boca. Me fui a seguir cocinando y a los cinco minutos entró su padre por la puerta que venía de hacer la compra y dijo: ¿Laura estas bien hija, estás dormida, tienes sueño? Laura respondió que no, tenía sueño, que no sabía porqué se quedaba dormida.

Le dije a mi marido que la enfermera me dijo que le daría sueño o diarrea. Pero eso no era sueño, era una cosa anormal en ella, ya que en los treinta años que tenía no le había pasado nunca, a pesar del sueño lo mismo le entraba calor que frío, acompañado a su vez de un sudor espantoso que nunca había sentido.

Ese sudor le entraba frecuentemente desde el martes 24 de noviembre hasta el día cinco de diciembre en que falleció. Todos estos días con los mismos síntomas y además pocas décimas de fiebre.

Al ver esta situación nosotros, sus padres, el mismo día que le pusieron la vacuna asustados por todo lo que veíamos, tuvimos que llamar a Urgencias, en Coria del Río. Los médicos dijeron que todo eran síntomas normales de la vacuna contra la gripe A. Pocos días después comenzó a dolerle el riñón, ya que ella padecía de calculos expulsables.

En casa los expulsaba frecuentemente por la orina. Estos dolores eran normales, se le calmaban con paracetamol de un gramo. El lunes 30 de noviembre por la tarde la ingresamos en el Hospital Universitario Virgen del Rocío en la segunda planta, habitación 222. Allí también seguía con los mismos síntomas: sudoración abundante, mucho sueño, calor o frío, nerviosismo y taquicardia.

A todo ello se unía a todo esto el miedo que sentía. Porque nunca había sentido esas cosas tan raras en su cuerpo, según ella. Preguntaba con frecuencia a médicos y familiares: ¿va a pasarme algo?

Sentía que su cuerpo no era el mismo. Ella estaba acostumbrada a luchar con su enfermedad y los problemas que esta enfermedad acarreaba. Pero no con ese virus como ella decía. En el hospital le hicieron analíticas, ecografías para ver el estado del riñón y no sabemos aún ningún resultado.

Cuando le hicieron una analítica de sangre le pregunté a la enfermera: ¿señorita para qué tanta sangre? y me contestó que para saber de dónde viene la fiebre, cuando mi hija sólo ha tenido pocas décimas, 36.9, 36.7 37.7, lo que más.

Sus familiares solamente pedimos que por favor sepamos las causas de su fallecimiento. Para poder vivir en paz. Otra cosa que quería advertir es que no le echen la culpa al riñón porque estaba en buen estado antes de ponerle la vacuna. Ella llevaba su seguimiento cada seis meses con el urólogo del centro diagnóstico y todo era normal. Suponemos que todo lo ha perjudicado la vacuna.

Ella tenía distrofia muscular espinal, la cual algún día le provocaría la muerte pero no de este modo. Es más, antes de ponerle la vacuna tenía apetito, estaba contenta y feliz porque a pesar de que estaba enferma tenía mucho que hacer y luchar todavía. Nosotros, sus padres, llevábamos 30 años luchando con ella por eso insistimos en que nos proporcionen todos los resultados de todas la pruebas que le hicieron en el hospital, no sólo un informe que diga que se le complicó y nada más ya que el mismo día de su muerte nos dijeron que no estaba tan mal el riñón.

Sabemos perfectamente que todo se le complicó, pero no sabemos a causa de qué. Nosotros hemos comprobado que todas la contraindicaciones que vienen en el prospecto del fabricante [de la vacuna] coinciden con el cuadro clínico que presentaba nuestra hija. Si es así, intentaremos que no vuelva a suceder en otro caso igual que el de nuestra hija Laura por no hacer las pruebas necesarias».

La familia como pueden entender se encuentra desolada, sólo tienen un papel del alta en el que no pone nada claro, apenas que su cuadro se complicó pero sin decir a causa de qué. Hay que investigar cómo y porqué falleció Laura. Los padres lo tienen claro:

Vamos a seguir luchando. Ella no se cansaba de luchar y menos por las injusticias que se cometen. Espero que nos faciliten dentro de lo que puedan esta lucha, por ella y por los demás pacientes, gracias

 

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