Ser excesivamente picajoso sube la presión arterial, da acidez estomacal e insomnio

Manual para personas altamente sensibles

Todos conocemos a alguien que sólo con mirarle ya se mosquea

Manual para personas altamente sensibles
Mujer exteriorizando su enfado.

Tras una persona hipersensible se oculta una urgente necesidad de estima y una visión muy subjetiva de la realidad

El humorista catalán Eugenio acostumbraba a explicar un chiste en el que dos amigos se encuentran después de mucho tiempo; el primero le pregunta:

–«¿Cómo estás?»

Y el otro le contesta irritado:

–«¡Pues mira que tú!»

Así empieza el reportaje ¿Quién dice que soy susceptible? que este domingo publica Francesc Miralles en El País Semanal.

El artículo se centra en lo que los psicólogos conocen como PAS: Personas Altamente Sensibles (el autor, en un giro humorístico, advierte a continuación que tiene la esperanza de que los afectados no se enfaden al leerlo).

Si quiere saber si usted es un PAS, mire a ver si coincide con este perfil:

  1. Tiene una baja autoestima y es muy vulnerable emocionalmente.
  2. Pierde el control cuando sospecha que murmuran sobre él o cuando se siente atacado por algún comentario.
  3. Le afecta cualquier opinión y continuamente piensa en lo que debería haber respondido en el momento de «ser atacado».
  4. Tiene menos en cuenta los comentarios positivos que las críticas o comentarios negativos.
  5. Busca el reconocimiento externo en todo lo que hace y se valora en función de la opinión de su entorno.
  6. Sus reacciones son imprevisibles.

En caso afirmativo, o si tiene algún conocido hipersensible, el reportaje le da algunos consejos para facilitar las relaciones con los demás y evitar las fricciones:

  • Poner las opiniones en cuarentena. En caliente tendemos a dramatizar situaciones que 24 horas más tarde pueden no tener importancia. Por el mismo motivo, no conviene enviar un correo electrónico cuando nos sentimos dolidos.
  • Suspender el juicio. Cuando juzgamos a alguien, inevitablemente emitimos un veredicto e incluso un castigo psicológico. Podemos evitarlo renunciando a fiscalizar a los demás.
  • No pronosticar las conductas ajenas. Muchos conflictos nacen en la mente de la persona susceptible, que prevé una reacción adversa por parte de alguien, o bien espera algún tipo de gratificación por un favor realizado. Si no proyectamos lo que tiene que suceder, seremos más inmunes a la decepción.
  • Cultivar la flexibilidad. Siguiendo el proverbio indio «es más fácil calzarte unas zapatillas que alfombrar el mundo entero», podemos invitar a la PAS a adaptarse a los demás simplemente con el ejercicio de ponerse en su lugar: la práctica de la empatía.
  • Valorar el hecho, no la persona. Una actuación puede ser más o menos afortunada, pero su impacto psicológico es mucho más suave si no enjuiciamos a la persona en su conjunto. Al valorar el acto en sí ganamos frialdad emocional.
  • Prevenir conflictos. Puesto que cada enfado conlleva luego gastar mucha energía mental para mantenerlo o reconducir la situación, hay que aconsejar a la persona hipersensible que evite su inicio.

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