Médicos Sin Fronteras denuncia que «nunca» la ayuda humanitaria ha estado tan «manipulada» como ahora

Médicos Sin Fronteras denuncia que "nunca" la ayuda humanitaria ha estado tan "manipulada" como ahora
Voluntarios de la ong Médicos Sin Fronteras atienden a un niño. EFE/Archivo

Médicos Sin Fronteras (MSF) censuró este martes que «nunca» la ayuda humanitaria ha estado tan «explícitamente manipulada» ni había sido «tan violentada» sobre el terreno como en la actualidad, por ser un instrumento al servicio de la política y por utilizarse como propaganda de una intervención bélica o estrategia militar.

Así lo aseguró el presidente de MSF en España, José Antonio Bastos, en una rueda de prensa en Madrid con motivo del 40 aniversario de esta organización médico-humanitaria.

Bastos señaló que esta «politización» y «militarización» de la acción humanitaria, que debe ser necesariamente neutral, imparcial e independiente, obstaculiza el acceso a las poblaciones necesitadas de ayuda urgente en escenarios de conflicto.

Por ello, recalcó que MSF, en su 40 aniversario, tiene «poco que celebrar», porque las crisis que atiende actualmente recuerdan mucho a las de hace cuatro décadas, con «bolsas enormes de sufrimiento humano a las que el sistema humanitario internacional oficial (gobiernos y organismos internacionales) no acaban de llegar a responder. Sigue haciendo falta ayuda».

Bastos afirmó que lo que más ha contribuido a limitar el acceso humanitario a las poblaciones en zonas de conflicto es la oficialización del supuesto rol humanitario de los ejércitos y la proliferación de las llamadas «guerras humanitarias».

Apuntó que esta confusión entre lo militar y lo humanitario coloca a las organizaciones humanitarias independientes en uno de los bandos en conflicto en la percepción de poblaciones y grupos armados.

«Hoy es más difícil que nunca tener acceso a las poblaciones en situaciones de conflicto. Nunca antes la acción humanitaria ha sido tan violentada, manipulada, instrumentalizada y mal recibida por las poblaciones y los grupos armados», apostilló.

Un ejemplo de la militarización de la ayuda humanitaria ocurrió en Afganistán tras los atentados del 11-S, con movimientos de militares sin uniforme en vehículos de color blanco, idénticos a los utilizados por las organizaciones humanitarias, o la distribución de comida o ayuda a cambio de información sobre los talibanes.

Además, MSF considera que la ayuda se ha politizado como en Somalia, donde la asistencia ha sido utilizada como una recompensa para quienes están en el lado «correcto» del conflicto y un castigo para quienes están en el lado «equivocado».

DESAFÍOS

Por otro lado, Bastos recordó que MSF, que tiene ahora unos 27.000 trabajadores y 5 millones de socios, nació en 1971 de la mano de un grupo de periodistas y médicos «frustrados» porque se les impidió informar sobre el genocidio de los «ibo» en Biafra (Nigeria) en 1968, unos, y por la ineficacia con que se atendió a las víctimas de las inundaciones de 1970 en Pakistán Oriental (actual Bangladesh), los otros.

En plena Guerra Fría, MSF defendió una acción médica independiente de intereses geopolíticos, que acuda allí donde las poblaciones víctimas de situaciones de emergencia lo requieran para prestar asistencia médica urgente y testimonio.

Bastos subrayó que más de la mitad de las acciones de Médicos Sin Fronteras se desarrollan en escenarios de conflicto, posconflicto o alta inestabilidad.

Como principales desafíos a afrontar, Bastos enumeró la crisis económica, que hace que el trabajo humanitario vaya «marcha atrás»; que «el sistema humanitario no funciona bien», como, a su juicio, se ha demostrado con el terremoto de Haití; la desnutrición infantil y los «conflictos olvidados» en países como la República Centroafricana.

 

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