Pues de rectificación, nada, pero menuda metida de pata
Una obra maestra de manipulación informativa. Y en cadena. Empezó El Plural.com, de Enric Sopena con un titular escalofriante: «Una inmigrante dada de alta sin un hueso en el cráneo por no tener papeles».
Se enganchó laSexta Noticias que presentó a María Concepción Amaya Guzmán como: «El rostro de de los abandonados por el sistema sanitario»:
«¡Se le retiró la asistencia médica por su condición de inmigrante irregular, algo que María Concepción nunca imaginó que le pudiera pasar!».
En el reportaje, para darle mayor credibilidad, aparecía gimoteante la propia mujer, denunciando tamaña injusticia: «Me sacaron porque no tengo papeles».
El letrero de laSexta que salía debajo cuando hablaba la hondureña: «Concepción Amaya Guzmán, víctima de los recortes sanitarios».
La voz en off de la pieza de laSexta era todavía más dramática: «Le dieron el alta forzosa aunque sabían que su vida corría peligro».
Mientras se veía a una Concepción Amaya Guzmán que andaba dificultosamente asistida por su hermana, sentenciaba: «No pudo tomar la medicación, porque no tenían dinero para ella».
Y, como no podía ser de otro modo, no tardó en sumarse a lam ofensiva ‘El Intermedio’, que dirige Miguel Sánchez Romero (Globomedia) y donde el «caso de Concepción Amaya Guzmán» fue presentado como «ejemplo de como las medidas del Gobierno están afectando a los pacientes».
En palabras de la parte de guión interpretada por Sandra Sabatés: «Cuando el hospital descubrió que era inmigrante sin papeles, le dieron el alta».
Y el Gran Wyoming pontificando: «Tanto lío porque le han dejado sin cerebro, pero si se puede llegar muy lejos sin él, basta con ver el consejo de ministros».
Pues todo mentira. Y de las gordas, porque ni se la trató distinto por ser inmigrante, ni le pidieron el seguro, ni le escamotearon el hueso, ni hubo el minimo error médico o falta de diligencia sanitaria.
El Hospital General Universitario de Valencia, en un comunicado publicado en su web, señala que Amaya Guzmán fue atendida inicialmente en el Servicio de Urgencias y posteriormente ingresada en el Servicio de Neurocirugía, «sin tener en cuenta su situación de aseguramiento».
El texto detalla que se han utilizado «todos los medios disponibles» y se ha actuado siempre según marcan los protocolos clínicos.
«La paciente ha estado ingresada en nuestro hospital 34 días. Ha sido intervenida por Neurocirugía en dos ocasiones. Se le han practicado varios TAC, RM cerebral y arteriografía de carótidas. Ha recibido fisioterapia y rehabilitación durante su estancia. Fue dada de alta cuando su situación clínica lo permitió y citada a consultas externas de neurocirugía del hospital para el seguimiento y control evolutivo».
El comunicado cuenta que Amaya Guzmán fue visitada por última vez el 9 de abril de 2013 y se le solicitó el TAC de control para valorar «si se dan las condiciones que permitan realizar la craneoplastia», es decir, la reposición del hueso craneal extraído para la descomprensión cerebral.
A la paciente se la citó para el próximo 4 de junio de 2013, porque las guías de práctica clínica establecen que tiene que transcurrir un tiempo de «al menos 6 semanas a 3 meses desde la intervención quirúrgica para poder realizar la craneoplastia (…) siendo lo habitual realizarla aproximadamente a los 6 meses».
El Hospital General Universitario de Valencia finaliza su comunicado pidiendo «la contundente y rápida rectificación de los medios que han dado pábulo a esta noticia y han actuado como caja de resonancia de la misma».
Pues de rectificación, nada, pero menuda metida de pata.