Durante muchos años el lugar estuvo vetado para los menorquines, pero desde verano de 2011 al menos se organizan de vez en cuando visitas guiadas
Lazareto saltó a la fama cuando, en julio de 2011, la ministra Leire Pajín fue pillada durante una escapada playera junto a sus padres.
Hasta entonces -como cuenta en ‘ESD‘- la mayoría de españoles no sabía que Ministerio de Sanidad empleaba este islote de su titularidad enclavado en Mahón (Menorca) como lugar de vacaciones para sus funcionarios, altos cargos y personal de las consejerías del ramo de todas las comunidades.
Eran otros tiempos, y por entonces nadie podía imaginar que aquel del que también disfrutó Pajín sería el último año de veraneo low cost para la plantilla de Sanidad. Son los rigores de la austeridad en un Ministerio que en 2013 ha sufrido un recorte en su presupuesto de casi la cuarta parte.
Como cada temporada estival, los primeros veraneantes de Lazareto deberían llegar al idílico enclave por estas fechas, mediados de junio.
Pero por segundo año consecutivo no lo harán: Ana Mato ha cortado ese grifo definitivamente para las alrededor de 13.000 personas que entre mediados de junio y mediados de septiembre disfrutaban del relax menorquín (repartidos en seis turnos, por quincenas).
En 2012 desde el área de gestión económica del Ministerio se informó a los trabajadores de que ese año no habría vacaciones subvencionadas para ahorrar, pero que si en 2013 las cosas iban mejor Lazareto volvería a abrirles sus puertas, según explica a este periódico el representante de CCOO en el Ministerio, Ángel Franconetti.
Sin embargo, la plantilla se ha encontrado con la sorpresa -esperada, por otra parte- de que esta vez tampoco toca.
No sólo eso. Parece que la decisión de cerrar el islote para el personal de Sanidad no es temporal sino definitiva.
De hecho, en las últimas fechas se han desatascado las negociaciones entre el Ministerio y el Gobierno de Baleares para llegar a un acuerdo de cesión, una vieja reivindicación de las islas.
Ambas partes, señalan fuentes conocedoras de esos contactos, tienen la voluntad de llegar a un acuerdo, aunque de momento no hay «ni fechas ni plazos».
Durante muchos años el lugar estuvo vetado para los menorquines, pero desde verano de 2011 al menos se organizan de vez en cuando visitas guiadas.
Aunque Lazareto ya no sea lugar de veraneo, en él sigue trabajando una docena de personas: ocho empleados fijos y cuatro fijos discontinuos.
Ello es debido a que de momento conserva su otro uso: el de centro de formación. Allí se organizan de vez en cuando -nunca en invierno- congresos, cursos y reuniones.