Stamaris Moraitis, veterano de guerra giego, ha muerto a los 98 años tras 'pasar' de quimioterapias y tratamientos

Le dan 9 meses de vida tras detectarle un cáncer terminal y vive tan campante 40 años

¿La explicación? No se sabe: los médicos 'cenizos' se murieron todos...

Stamaris Moraitis era un veterano de guerra griego que emigró a Estados Unidos para ser tratado de un brazo mutilado, en 1943, después de la II Guerra Mundial.

El Queen Elizabeth, el barco que transportaba a las tropas entonces, cruzó el Atlántico y llegó a Port Jefferson, en Nueva York, un enclave de compatriotas de su isla natal, Ikaria.

Pronto se empezó a forjar una vida en Florida, donde se casó y tuvo tres hijos.

DOLOR EN EL PECHO

Pasaron los años y ya, en la década de los sesenta, Moraitis empezó a sentir un dolor en el pecho, le costaba subir escaleras y respiraba con dificultad. Tras varias visitas al médico, nueve doctores le diagnosticaron cáncer de pulmón, y le dieron nueve meses de vida.

VUELTA A SU CIUDAD

Al conocer la mala noticia, decidió volver a Ikaria y pasar en su ciudad natal sus últimos meses de vida. Allí se reencontró con viejos amigos, su madre, sus vecinos de toda la vida. Moraitis pensaba que al menos, moriría siendo feliz.

Sin embargo, el tiempo iba pasando, y en lugar de sentirse débil y enfermo, se encontraba fuerte, ambicioso, con ganas de vivir y disfrutar de todo cuanto tenía alrededor.

Dedicaba sus días a plantar verduras en su jardín y recolectarlas cuando llegaba el momento, trabajaba en los viñedos, dormía hasta tarde, disfrutaba de su familia y amigos y amplió el viñedo hasta que logró producir 1.500 litros de vino al año.

TODOS LOS MÉDICOS SE MURIERON

Veinticinco años después de irse a Grecia por la noticia de su cáncer, regresó a América para que los médicos que le trataron le dieran alguna explicación. Sin embargo, todos habían fallecido ya.

Él, lejos del pronóstico inicial, murió a los 98 años, en febrero de 2013, y sin haberse tratado nunca con quimioterapia ni cometiéndose a ningún tipo de terapia. Su única cura fue volver a Ikaria.

 

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