Los síntomas empeoran si el niño llora o se encuentra agitado
Según señala el COFM, la laringitis aguda es una infección frecuente y, en la inmensa mayoría de casos, leve, que afecta principalmente a la laringe (cuerdas vocales), tráquea y vías aéreas bajas (bronquios). Dicha infección produce una inflamación que ocasiona una disminución más o menos importante del calibre de la vía aérea del niño, que es más estrecha que la del adulto, y provoca síntomas de dificultad respiratoria.
Suele aparecer en bebés y niños menores de cuatro años, siendo más frecuente su incidencia en otoño e invierno.
La inmensa mayoría de laringitis en los niños son causadas por virus (entre ellos los que producen el catarro común y el virus de la gripe), por lo que el tratamiento con antibióticos no está indicado.
Se transmite a través de las secreciones respiratorias, por la tos o los estornudos. La enfermedad empieza dos o tres días más tarde del momento del contagio.
Los síntomas típicos son:
Tos perruna: es una tos seca, espasmódica, que generalmente empeora bruscamente por la noche. Se reconoce fácilmente, ya que el niño presenta una tos parecida a un ladrido de perro o al sonido que emite una foca.
Afonía o disfonía: es frecuente que se acompañe de voz ronca, dolor de garganta y a veces fiebre alta.
Estridor: es el ruido que se produce, similar a un pitido, cuando el niño inspira y el aire pasa por la laringe inflamada. Se acompaña de dificultad para respirar (disnea).
Estos síntomas empeoran si el niño llora o se encuentra agitado. La peor fase de la enfermedad dura 2 o 3 días, aunque la tos, ya más blanda y con mucosidad, puede durar una o dos semanas más.
Para saber qué hacer en estos casos mira el video.