Es bien sabido que las personas mayores tienen un mayor riesgo de padecer un cáncer que las más ‘jóvenes’. La razón se explica porque con el paso de los años, las células van acumulando más y más mutaciones en su ADN que las hacen más proclives a convertirse en malignas. Y a ello se aúna que los mecanismos con los que cuentan las células para reparar estas alteraciones en su genoma se deterioran y pierden eficacia con la edad. Por tanto, y dado que los tumores son básicamente el resultado de la suma de mutaciones, la mayoría de investigaciones oncológicas se centran en la manera de contrarrestar el efecto de estas alteraciones genéticas. Sin embargo, y según un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Dundee (Reino Unido), es posible que este rumbo no sea del todo correcto. Y es que según los resultados, el cáncer sería más bien una consecuencia del deterioro del sistema inmune -y no tanto el fruto de una acumulación de mutaciones.
Como explica Thea Newman, director de esta investigación publicada en la revista «Proceedings of the National Academy of Sciences», «es cierto que estamos en los inicios de este nuevo concepto, pero en caso de demostrar que no estamos equivocados podríamos estar hablando de una vía totalmente novedosa para prevenir y tratar el cáncer. Prácticamente toda la investigación oncológica se basa en aumentar nuestro conocimiento sobre las mutaciones y en cómo abordarlas para, así, curar la enfermedad. En ningún caso dudamos del hecho de que las mutaciones provocan cáncer. Pero la cuestión es si estas mutaciones son por sí solas responsables del rápido crecimiento de la incidencia del cáncer asociado a la edad dado que el envejecimiento también causa otros cambios profundos en el organismo».
Fuente original: M. LÓPEZ en ABC.