Cuando sufrimos un corte o una quemadura, el organismo pone en marcha un amplio abanico de mecanismos para reparar la piel dañada. Sin embargo, parece que este proceso de curación no es siempre igual de efectivo, sino que se encuentra condicionado por el factor ‘tiempo’. Y no solo porque la capacidad para sanar nuestra piel se vea progresivamente mermada según envejecemos. Parece que, de cara a una curación más temprana o tardía, es muy importante el momento del día en el que nos hacemos la herida. De hecho, un estudio dirigido por investigadores del Laboratorio de Medicina Molecular del Consejo de Investigación Médica de Cambridge (Reino Unido), muestra que las lesiones cutáneas se curan hasta un 60% más rápido si se producen durante el día que durante la noche. Una diferencia que viene directamente establecida por el funcionamiento de nuestro reloj biológico interno -el consabido ‘ritmo circadiano’, que más allá de dictar cuándo debemos alimentarnos y cuándo debemos dormir, regula la actividad de las células del organismo en ciclos de 24 horas.
Como explica John O’Neill, co-autor de esta investigación publicada en la revista «Science Translational Medicine», «el nuestro es el primer estudio en demostrar que el reloj biológico de las células cutáneas determina con qué eficiencia responden estas células a las lesiones. Hemos observado de manera consistente una diferencia de hasta dos veces en la velocidad de curación de una herida entre los ciclos diurno y nocturno. Parece que nuestros cuerpos han evolucionado para sanar más rápido durante el día, que es cuando resulta más probable que suframos una herida».
Noche y día
En el estudio, los autores utilizaron cultivos de células cutáneas -fibroblastos y queratinocitos- y modelos animales -ratones- para observar si el ritmo circadiano tenía alguna influencia sobre la curación de las heridas. Y lo que vieron es que las lesiones producidas durante el día se curaban hasta el doble de rápido que aquellas ‘adquiridas’ durante la noche.
Pero aún hay más. Los autores analizaron los historiales médicos de 118 pacientes británicos que habían sufrido quemaduras. Y de acuerdo con los resultados, las lesiones producidas durante la noche -entre las 20:00 y las 8:00 horas- tardaron un promedio de tiempo hasta un 60% mayor para curarse. De hecho, y mientras el 95% de las quemaduras ‘nocturnas’ necesitaron una media de 28 días para sanar, las producidas durante el día -entre las 8:00 y las 20:00 horas- tan solo requirieron un promedio de 17 días.
Nuestros cuerpos han evolucionado para sanar más rápido durante el día, que es cuando resulta más probable que suframos una herida
Pero, ¿por qué esta diferencia tan notable entre el día y la noche? Pues porque parece que, igual que pasa con el conjunto del organismo, los mecanismos de reparación se encuentran ‘dormidos’ durante la fase nocturna del ciclo. Como apuntan los autores, «una de las razones clave para esta mayor velocidad de curación diurna es que las células cutáneas que migran al lugar de la lesión para repararla se mueven de forma mucho más rápida durante el ciclo diurno del ritmo circadiano».
Para moverse y curar una lesión, las células cutáneas recurren a una proteína denominada ‘actina’, que se une formando filamentos que conforman tanto los ‘raíles’ por los que se desplaza las células como los ‘andamios’ para reparar la herida. ¿Y cuándo es mayor la producción de esta actina? Pues parece que durante el día. Es más; también se han observado mayores deposiciones de colágeno -la principal proteína estructural de la piel- en las heridas producidas durante el periodo diurno.
Fuente original: M.López, ABC/Leer más