En la actualidad, el diagnóstico de los trastornos del espectro del autismo (TEA) solo puede establecerse cuando el niño, ya a la edad de dos años, manifiesta de una forma patente los síntomas del comportamiento característicos del autismo, caso de un déficit en la comunicación o una gran intolerancia a los cambios o a la frustración. En consecuencia, y si bien ya hay disponibles intervenciones eficaces para atenuar la evolución del trastorno, no pueden llevarse a cabo hasta el segundo -y a veces hasta el tercero, e incluso cuarto- cumpleaños del niño. Un aspecto a tener muy en cuenta dado que cuanto antes se pongan en marcha estas intervenciones, más eficaces serán. Pero, ¿no hay ninguna manera de diagnosticar los TEA de forma más precoz? Pues sí. Y es que como muestra un estudio dirigido por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill (EE.UU.), el uso de pruebas de imagen por resonancia magnética para observar cómo se conectan y sincronizan las regiones cerebrales permite identificar, ya a los seis meses de edad, qué niños desarrollarán los síntomas del autismo al superar su segundo año de vida.
Como explica John R. Pruett Jr., co-autor de esta investigación publicada en la revista «Science Translational Medicine», «no hay ninguna característica del comportamiento que nos ayude a identificar el autismo antes de que se desarrollen los síntomas. Y estos síntomas aparecen ya durante el segundo año de vida. Sin embargo, las intervenciones tempranas mejoran el pronóstico, por lo que en el futuro podremos utilizar las pruebas de imagen para identificar a los niños en muy alto riesgo antes de desarrollen los síntomas y, por tanto, poder iniciar los tratamientos de forma mucho más precoz».
Fuente original: M.López, ABC/Leer más