A día de hoy conviven en todo el mundo en torno a 47 millones de personas con demencia. Una cifra que, según alertan los expertos, crecerá en los próximos años hasta alcanzar los 66 millones en 2030 y los 115 millones en 2050. Y es que a pesar del gran esfuerzo investigador realizado, aún no se ha encontrado la manera de frenar el deterioro cognitivo progresivo que conlleva a la demencia, menos aún de revertirlo. De ahí la importancia, crucial, de diagnosticar precozmente a los afectados, lo que posibilitaría ofrecerles una mejor atención y tratamiento ya desde las fases iniciales. O mejor aún, de identificar a la población con mayor riesgo de desarrollar demencia. Y en este sentido, investigadores de la Universidad de Chicago (EE.UU.) parecen haber encontrado una forma de lograrlo, requiriendo simplemente para ello que las personas mayores se sometan a un test para evaluar su capacidad olfativa.
Como explica Jayant M. Pinto, director de esta investigación publicada en la revista «Journal of the American Geriatrics Society», «la pérdida del sentido del olfato es una señal muy fuerte de que algo ha ido mal y de que se ha producido un daño significativo. Así, el test, ciertamente sencillo, empleado en nuestro estudio para evaluar la capacidad olfativa se presenta como un método rápido y barato para identificar a la población en alto riesgo de desarrollar demencia».
De la menta al cuero
Para llevar a cabo el estudio, los autores siguieron durante cinco años la evolución de cerca de 3.000 mujeres y varones con edades comprendidas entre los 57 y los 85 años que fueron sometidos a una prueba para evaluar la capacidad olfativa denominada ‘Sniffin’ Sticks’, en la que se emplea una pluma cargada no con tinta, sino con distintos olores. Concretamente, las plumas fueron cargadas con cinco olores de intensidad ‘creciente’: menta, pescado, olor a naranja, olor a rosa y cuero.
Fuente original: M.López, ABC/Leer más