Salud y Belleza

Sexo: ¿Tienes una frecuencia saludable?

La obsesión por el sexo no es necesariamente universal en todas las sociedades.

Sexo: ¿Tienes una frecuencia saludable?
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La sexualidad es un tema complejo y multifacético que ha sido objeto de interés y estudio a lo largo de la Historia.

Si bien es cierto que el sexo y la sexualidad son aspectos naturales de la experiencia humana, la forma en que se manifiestan y se perciben varía ampliamente entre las sociedades y culturas.

La obsesión por el sexo no es necesariamente universal en todas las sociedades.

La actitud hacia el sexo puede ser influenciada por diversos factores, como las normas culturales, las creencias religiosas, la educación sexual, la historia y la evolución de una sociedad en particular.

En algunas culturas, el sexo puede ser considerado un tema tabú y hablar abiertamente sobre él puede ser mal visto o incluso estar prohibido. En otras culturas, el sexo puede ser celebrado y tener un papel importante en la vida cotidiana, el arte y la expresión cultural.

Sin embargo, es cierto que el sexo es un tema de interés común en muchas sociedades, y esto se debe en parte a su relevancia biológica y a la importancia que tiene en la reproducción humana. Además, el sexo también puede estar asociado con el placer, la intimidad, las relaciones emocionales y otros aspectos de la experiencia humana. Estos factores contribuyen a que el sexo sea un tema recurrente en la literatura, el cine, la música y otros medios de comunicación, lo que puede dar la impresión de una obsesión generalizada.

Es importante recordar que cada individuo tiene diferentes niveles de interés y curiosidad sobre el sexo. Algunas personas pueden sentir una fuerte atracción hacia el tema y tener un gran interés en explorarlo y aprender más al respecto, mientras que otras pueden tener una actitud más neutral o indiferente. La sexualidad es una parte normal y saludable de la vida humana, y es natural que las personas tengan preguntas y curiosidades sobre ella. En última instancia, la forma en que cada individuo vive y experimenta su sexualidad es personal y única.

LA FRECUENCIA Y LA NORMALIDAD

Tener la frecuencia sexual que quieres es una bomba de buenas sensaciones.

Claudia Kösler, psicosexóloga lo define como

«la satisfacción de cumplir nuestros deseos». Supondría algo así como una esa inyección de autoestima que ni todo el botox del mundo».

Satisfacemos nuestros deseos sexuales, nuestra erótica. Poder expresarnos sexualmente de la manera que creemos conveniente.

» Imaginen por un momento que pudieran cumplir todas sus expectativas sexuales. La bomba. Que esa frecuencia erótica se comparta con otras personas nos obliga a consensuar, matiz importante:

«Hay que mantener un equilibrio desde la armonía y el respeto. Se tiene que llegar a acuerdos desde el bienestar de ambas partes y no desde la manipulación». Igual que cumplir nuestras expectativas nos insufla una inyección de cosas buenas, no alcanzar nuestros propios mínimos nos crea una sensación de malestar, enfados, cambios de humor y desasosiego general que también nos afecta directamente y que no queda otra que trabajar. «Debemos entender que no siempre tendremos lo que queremos», señala Kösler. «Gestionemos y entendamos la etapa vital en la que estamos, sin caer en el enfado o en ningún punto que pudiera ser destructivo para uno mismo y quienes nos rodean. Tenemos que darnos cuenta de que no siempre tendremos las relaciones sexuales que queremos ni con la misma frecuencia. Hay que tener una mente más abierta y ser capaces de vivir en una variabilidad que conllevará una adaptación. No creer que nuestra vida es algo fijo e inamovible.»

Más salud sexual

Fisiológicamente, ¿Es determinante la frecuencia sexual?

Comencemos por las mujeres. Según la doctora Cristina Redondo, especialista en ginecóloga en la Fundación Jiménez Díaz, no existe una frecuencia sexual saludable específica para una mujer porque depende de la edad y de la libido de cada una. «Se ha detectado que las mujeres menopáusicas que tienen relaciones sexuales tienen menos atrofias vaginales, pero no hay una frecuencia saludable determinada. No hay una cantidad de sexo recomendado.

La frecuencia saludable es la que ella quiera. «Si las mujeres menopáusicas manifiestan una menor incidencia en sus atrofias vaginales si tienen sexo, bienvenido sea. Con los hombres también hay cierta documentación respecto al mínimo de eyaculaciones que debe tener un hombre para que su próstata funcione convenientemente y le cree menos problemas. Centrémonos en la próstata. Su función principal es generar el fluido en el que permanecen los espermatozoides, que los protege y nutre, además de producir cinc, antígenos específicos, espermina y magnesio. Los últimos estudios médicos, determinan que cierta frecuencia sexual afecta directamente al correcto funcionamiento de la próstata.

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