Fue tan poderoso y carismático que algunos lo consideraban un semidios

Científicos explican por qué el cuerpo de Alejandro Magno se descompuso solo seis días después de su muerte

Alejandro Magno falleció con solo 32 años en circunstancias que aún son motivo de intensos debates científicos.

Científicos explican por qué el cuerpo de Alejandro Magno se descompuso solo seis días después de su muerte
Alejandro Magno RS

En su reinado de trece años, cambió por completo la estructura política y cultural de la zona, al conquistar el Imperio aqueménida y dar inicio a una época de extraordinario intercambio cultural, en la que los griegos se expandieron por los ámbitos mediterráneo y próximoriental. Es el llamado Período helenístico (323 a. C.-30 a. C.) Tanto es así, que sus hazañas lo han convertido en un mito y, en algunos momentos, en casi una figura divina, posiblemente por la profunda religiosidad que manifestó a lo largo de su vida.

Y su misteriosa muerte en plena juventud, hace más de 2.300 años, sigue siendo motivo de apasionados debates científicos.

Alejandro Magno se convirtió en rey de Macedonia con solo 20 años de edad. Y en poco más de una década venció a los persas y forjó un imperio que se extendió desde Grecia hasta la India, según recoge BBC y comparte Ivan Rastik para Periodista Digital.

El gran conquistador, quien fue discípulo de Aristóteles, falleció con 32 años en circunstancias que aún son motivo de especulación.

Algunas teorías en años recientes apuntaron a un posible envenenamiento o incluso a un caso de malaria.

Pero la médica Katherine Hall asegura tener la respuesta. Para la científica neozelandesa, la causa de la muerte del gran héroe griego fue una enfermedad neurológica.

Alejandro Magno murió el 10 o 13 de junio (la fecha precisa es disputada) del año 323 a.C., cuando se encontraba en el palacio de Nabucodonosor II en Babilonia. Estaba a un mes de cumplir 33 años.

Se sabe que Alejandro había asistido el 3 de junio a un banquete y, según relatos de la época, falleció 10 días después.

El historiador británico Andrew Chugg presentó en 2005 la hipótesis de que Alejandro había muerto de malaria.

Chugg señaló que Alejandro había navegado dos semanas antes de su muerte en aguas pantanosas en los alrededores de Babilonia y que allí podría haber sido infectado.

El historiador se basó en las «Efemérides», un diario atribuido a Diogneto de Eritrea, quien acompañó al rey en sus conquistas para cartografiar sus nuevos territorios.

Otra de las hipótesis más debatidas es la del toxicólogo neozelandés Leo Schep.

En 2014 Schep publicó un estudio en la revista Clinical Toxicology, en el que afirmó que Alejandro fue envenenado con Veratrum album, una planta conocida como eléboro blanco o ballestera.

«Alejandro sufrió de una parálisis ascendente, desde los dedos de los pies hacia arriba, pero mantuvo una mente clara dando órdenes a sus generales hasta el final»
Se sabe que los griegos utilizaban la planta para inducir vómitos, pero en dosis mayores puede causar envenenamiento con síntomas que incluyen dolores y debilidad muscular severa.

Katherine Hall no concuerda con las teorías de la malaria o el envenenamiento.

«En particular, en referencia al estudio de Schep, el largo período de enfermedad hasta la muerte no parece encajar con un posible envenenamiento», señaló a BBC Mundo Hall, profesora de la escuela de medicina de la Universidad de Otago (Nueva Zelandia).

«En general en la Antigüedad los envenenamientos eran rápidos, con sustancias altamente letales que actuaban velozmente. De lo contrario, la víctima podía sobrevivir el tiempo suficiente para inculpar a su atacante».

Para Hall, en cambio, que los síntomas apuntan una enfermedad neurológica llamada síndrome de Guillain-Barré, probablemente contraída tras una infección de una bacteria Campylobacter, «que puede encontrarse en pollo mal cocido o leche sin pasteurizar»

La científica neozelandesa asegura que Alejandro padeció una variante de Guillain-Barré conocida como neuropatía axonal motora aguda, que produce parálisis sin causar confusión.

«El síndrome de Gullain-Barré es una reacción autoinmune en la que el propio sistema inmune del paciente se confunde debido a un organismo infeccioso y comienza a atacar los nervios», explicó Hall a BBC Mundo.

«Alejandro sufrió de una parálisis ascendente, desde los dedos de los pies hacia arriba, pero mantuvo una mente clara dando órdenes a sus generales hasta el final».

A lo que agregó: «Se trata de una combinación inusual de síntomas y, de acuerdo a mi experiencia en cuidado intensivo con casos similares, la mejor explicación es el síndrome de Guillain-Barré».

¿Y cómo se explican los relatos de que el cuerpo del rey solamente se descompuso seis días después de su muerte?

«Ese hecho demostraba, según los griego antiguos, que Alejandro era un dios, pero este artículo provee una respuesta real y creíble», señaló Hall en referencia a su estudio publicado en la revista The Ancient History Bulletin.

«En la Antigua Grecia no se comprendía bien el significado del pulso y se determinaba si una persona estaba muerta por su falta de respiración y posiblemente por sus ojos».

Alejandro, con una parálisis progresiva, podría haber llegado a un estado en el que su respiración era tan superficial que no era aparente a simple vista, según Hall.

«Una muy pequeña cantidad de oxígeno se absorbe en el cuerpo sin necesidad de respiración, debido a la diferencia de concentración de oxígeno en los pulmones y en la sangre», señaló la médica.

«Normalmente, esto no habría sido suficiente para mantener a alguien con vida, pero Alejandro necesitaba menos y menos oxígeno debido a la falta de movimiento y digestión».

En otras palabras, el cuerpo de Alejandro con sus pupilas fijas no se descompuso durante seis días sencillamente porque, según Hall, el rey no estaba muerto todavía.

«Yo quería estimular un nuevo debate y posiblemente reescribir los libros de historia al sostener que la muerte de Alejandro tuvo lugar en realidad seis después de lo que se pensaba», señaló Hall.

«Su fallecimiento podría ser el caso más famoso jamás registrado de pseudothanatos o falso diagnóstico de muerte», acotó.

«La elegancia del diagnóstico de Guillain-Barré como causa de muerte es que explica muchos elementos dispares en una forma coherente», afirmó Hall.

Pero la investigadora sabe que su artículo no pondrá fin al debate sobre la muerte del rey de los macedónicos.

«Cada teoría sobre la muerte de Alejandro tiene sus defensores y detractores», dijo Hall.

«Y no dudo que lo mismo sucederá con la mía. Esa es la naturaleza de la investigación científica, pero cada comentario debe estar basado en investigaciones y argumentos razonados».

Hay otros enigmas sobre la muerte de Alejandro.

¿Cuáles fueron sus últimas palabras? Cuando los generales preguntaron al rey en su lecho de muerte a quién quería legar su imperio, algunos señalaron que afirmó «Krat’eroi», que significa «al más fuerte». Otros afirmaron que en realidad quiso decir «Karter’oi», «a Crátero», uno de los comandantes de su ejército.

¿Dónde se encuentran los restos del rey? Su cadáver yació durante siglos en una tumba en Alejandría, en Egipto, pero desapareció. Y Chugg cree que es posible que el cadáver haya sido disfrazado de San Marcos para evitar su destrucción durante una insurrección cristiana.

Si eso es verdad, la venerada tumba de San Marcos en Venecia podría contener no los restos del evangelista, sino de Alejandro Magno.

Lo cierto es que el rey de los macedónicos sigue causando fascinación y admiración.

Sea cual fuere la hipótesis elegida, lo que muchos comparten es el enorme deseo de comprender más profundamente la vida del formidable héroe guerrero.

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