Deporte y Desafío inicia hoy un nuevo curso de hipoterapia para niños con discapacidad

La Fundación Deporte y Desafío, con el patrocinio de Merril-Lynch, inicia hoy los cursos de hipoterapia dirigidos a niños con discapacidad, una disciplina que favorece el desarrollo físico y psíquico de los participantes.

Un año más, se celebrarán en la Escuela de Equitación de San Jorge, en San Sebastián de los Reyes (Madrid), de cuatro a siete de la tarde los lunes y martes.

El objetivo es que las personas con discapacidad tengan la oportunidad de mejorar tanto su condición física como psicológica. Además, se busca que los alumnos disfruten de una jornada de convivencia e integración que contribuya a potenciar sus habilidades sociales y aumente su autonomía personal utilizando el deporte como herramienta.

Cada uno de los cursos consta de doce sesiones terapéuticas de 45 minutos cada una que se imparten una vez por semana en un período de tres meses. En esta ocasión participan un total de 10 alumnos.

BENEFICIOS DE LA HIPOTERAPIA

Según explican los expertos, las terapias ecuestres son complementarias a otras terapias tradicionales para el tratamiento de personas con discapacidad física, psíquica y sensorial, personas con alteraciones de comportamiento, trastornos afectivos, enfermedades crónicas degenerativas, amputaciones de miembros o lesiones deportivas. «El caballo les ayuda a mejorar en todos estos aspectos», aseguran.

Los beneficios que se obtienen con dicha actividad son muy diversos: mayor coordinación de movimientos, más confianza y seguridad en sí mismo, mejora de la posición de la columna vertebral y mayor equilibrio.

Aunque la hipoterapia pueda parecer algo relativamente novedoso, realmente se emplea desde los años 50 y sus beneficios se conocen de tiempos muy antiguos.

Uno de los objetivos de estos cursos es poder obtener el máximo nivel de independencia de los participantes, teniendo siempre en cuenta sus capacidades, sus deseos y su entorno. Los expertos hablan de tres efectos generales que se pueden conseguir en las sesiones de hipoterapia y que, con objetivos inmediatos, se pueden dividir en físicos, psicológicos y sociales.

Entre los efectos físicos destaca el incremento de la capacidad de percepción del movimiento (búsqueda de la coordinación y equilibrio propios); efectos terapéuticos del calor que transmite el caballo al paciente (incremento de la circulación); aumento de la relajación de la fibra muscular; disminución de la inflamación, y disminución de las frecuencias cardiaca y respiratoria.

En el plano psicológico, estimula la atención, concentración, comprensión, memoria y aprendizaje, y aumenta la autoestima y seguridad en uno mismo.

Por último, en el ámbito social señalan que la simple suma de algunos de estos factores determina una mayor facilidad en los procesos de integración de la persona.

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