Comer de menú diario puede ser una actividad de alto riesgo

Estos son los alimentos que jamás debes pedir en un restaurante… si no quieres acabar fatal

El dato da que pensar: cada año se producen en España más de 8.000 intoxicaciones alimentarias.

Y según el Centro Nacional de Epidemiología, y la mayoría de los casos se producen en restaurantes.

Para evitar caer enfermo, lo mejor que podremos hacer es eliminar de nuestra particular «carta» los siguientes platos y alimentos:

Las especialidades

Suelen ser platos relativamente complejos, en la mayoría de los casos no sabemos que producto llevan.

Son platos que se preparan con mucho tiempo de antelación y que se conservan durante muchas horas, por lo que un largo ‘Reposo’ puede generar la aparición de bacterias, además de que su calidad disminuye con cada segundo que espera en el mostrador.

Lechuga

Es uno de los productos más utilizados en nuestras casas. Pero este alimento tiene dos grandes problemas: el primero es el precio de venta en un restaurante, demasiado elevado en comparación con su coste en el mercado, y el segundo es que sus hojas están entre las mayores portadoras de la famosa bacteria Escherichia coli, que en 2011 causó la muerte de 32 personas en Alemania.

Fritos

Los alimentos fritos son los más demandados en los restaurantes españoles. Dejando a un lado lo poco sano que pueden resultar, en algunos restaurantes el aceite se reutiliza durante varias horas o incluso días.

El problema es que el aceite reutilizado aumenta las posibilidades de que la comida contenga patógenos y que ese aceite en algún momento haya superado su punto de humeo, que es la temperatura a la que las moléculas de parten provocando la aparición de compuestos con efectos negativos para la salud.

Otros productos que deberemos eliminar al visitar un restaurante

Comer de menú diario puede ser una actividad de alto riesgo si la realizamos de manera habitual. La típica oferta de dos platos más café y postre suele incluir una serie de alimentos que citamos a continuación, y que deberían ser eliminados de nuestra rutina alimentaria.

  • Patatas fritas: es la principal guarnición junto a la ensalada. Las patatas fritas combinan sal, hidratos de carbono y grasas, lo que provoca una auténtica bomba calórica que puede terminar en aumento de la hipertensión y del colesterol.
  • La cerveza: esta bebida es un alimento altamente calórico y por otro lado se suma el alcohol. Por lo que la mejor opción siempre será el agua.
  • Las salsas: si son caseras no tienen porque ser malas, ya que llevarán ingredientes naturales. El problema se produce porque los restaurantes de menú diario suelen utilizar, para ahorrar dinero, salsas en botes industriales, donde abundan las grasas saturadas y el aceite de palma, así como aceite de soja refinado, de mala calidad nutricional. Por lo que las salsas envasadas pueden ser perjudiciales para nuestra salud.
  • Postres dulces: este tipo de postres abundan en los restaurantes, aunque sea más recomendable consumir fruta o algún tipo de lácteo, que sea siempre sin azúcar.

Y por último, el chupito de orujo: el café es uno de los protagonistas de muchas sobremesas, pero a veces es acompañado por un chupito, que se convierte en una auténtica carga de alcohol y azúcar. Aunque creamos que este tipo de bebidas nos ayuda a mejorar nuestra digestión, estamos muy equivocados.

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