Palabras que sanan el alma: «Las raíces de toda bondad se encuentran en el suelo de apreciación» Dalai Lama
Lo que sí es importante saber es que «las propiedades de la verdura congelada dependerán, y mucho, de la calidad del producto fresco, ya que la congelación no mejora este aspecto», recalca Huerta.
También, «es importante diferenciar entre verdura cruda congelada y envasada y los preparados a base de verduras congeladas», advierte Sáez.
Y es que, muchas veces se presentan en el mercado paquetes de verduras precocinadas y congeladas que contienen, además de las verduras, «grasas, azúcares y otros componentes poco saludables», advierte la farmacéutica. Por eso, ella recomenda «revisar y entender la etiqueta para elegir correctamente el producto».
Propiedades
Según Huerta, es importante conocer el proceso de congelación industrial que hay detrás del proceso de congelación, para poder conocer cómo se conservan las propiedades y llegar a entender porque sí son saludables estas verduras. Este proceso incluye dos pasos previos que pueden afectar en mayor o menor medida al contenido nutricional de la verdura: «El escaldado y la adición de azúcares», según cd.
«Se ha visto que, en general la fibra dietética y la mayor parte de los minerales no se ven afectados por el proceso de congelación ni por los pasos previos», apunta Huerta. Sin embargo, «el potasio es uno de los minerales que se pierden durante el escaldado».
Además, «hay compuestos como los carotenoides, que se ven favorecidos por el proceso de escaldado, ya que incrementan su biodisponibilidad al inactivar algunas enzimas lo que favorece su degradación. Sin embargo éstos disminuyen durante la congelación».
Como aporta Santaliestra, «el congelado de las verduras se hace muy próximo al momento de la recolección lo que permite realizarlo en las mejores condiciones minimizando las pérdidas nutritivas».
Por ello, añade, «en muchas ocasiones hay una mayor concentración de algunas vitaminas, como el caso de la C, en las verduras congeladas que en las frescas, puesto que al pasar un mayor tiempo hasta el consumo se puede haber perdido por oxidación».
Todo esto se consigue, en parte, porque «en la mayoría de los casos se realiza un procedimiento de ultra-congelación (a temperaturas entre los -40ºC y los -50ºC) que permite, casi de forma instantánea, lograr la congelación de los productos sin alterar su estructura».
Es importante destacar que esto ocurre sólo en los procesos industriales, pero si congelamos nosotros las verduras la cosa cambia. «La congelación casera siempre va a dar como resultado una peor calidad en los productos», asegura Santaliestra. El motivo principal, añade, «es porque nosotros no tenemos congeladorse en casa que permitan disminuir la temperatura en segundos, como ocurre a nivel industrial, que es lo que garantiza una menor pérdida de nutrientes».
Además, «tenemos que tener en cuenta que las verduras en general tienen gran cantidad de agua y si nosotros congelamos la verdura sin el proceso de adición de azúcares, los cristales que se forman al congelarse el agua dañarán el tejido celular de la verdura y puede afectar a la textura de la misma», apunta Huerta.
En cualquier caso, si decidimos congelar las verduras en casa, «la congelación deberá ser lo más rápida posible, alcanzando la temperatura de congelación adecuada», señala Sáez. Asimismo, antes de hacerlo, «se deberán lavar y secar bien», recuerda Santaliestra.
Esta experta también aconseja «hacer paquetes pequeños o formatos individuales, que permitirán una mejor congelación y conservación de los nutrientes en casa».
Muy Importante: Consulte siempre a su médico para conocer los detalles concretos de su perfil y si es aconsejable o no para usted.
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